De allí la enorme importancia de aprender a ser eficaz, es decir, hacer lo que es más importante para nosotros. Debemos hacer una lista de lo importante en nuestras vidas. ¿Qué queremos lograr este año en nuestra vida? ¿Cuáles son nuestras metas y valores? ¿Estamos tratando de lograr dos o tres cosas diferentes, que no tienen nada en común, y así, estamos malgastando nuestro precioso tiempo en algo que no es realmente importante o urgente, o que se contradicen entre sí? Por ejemplo, si este año queremos terminar bien nuestros estudios, o llegar a una meta en nuestro trabajo, o dedicarnos a enseñar a nuestros hijos pequeños sobre Elohím e Ieshúa y Su Toráh, pero también queremos divertirnos y ver el mundo, viajar, estamos aspirando a tres tipos de metas muy diferentes y chocantes entre sí. Una nos va a distraer de la otra, si intentamos ambas. Debemos decidir cuál de ellas es la verdaderamente importante y urgente para nosotros, y hacerla.
Muy pocas personas planean sus vidas y el resultado práctico es una “Smörgasbord”, en la realidad, una ensalada escandinava con una cantidad de platos, pero que en nuestra vida, significa todo una mezcla de cosas que se nos enciman, una tras otra, y al final, quizás no hagamos ninguna bien.
Tomemos, por ejemplo, el decidir educar a nuestros hijos con valores judío-mesiánicos y una fuerte identidad en ésa área. Las decisiones que debemos tomar son mucho más que elegir una buena sinagoga mesiánica para nosotros y ellos, o un buen libro con el cual enseñarles, o encargar a alguien que lo enseñe en la sinagoga mesiánica. ¿No es, acaso, fundamental y tremendamente importante para la vida de nuestros hijos o nietos su futura identidad como judíos mesiánicos, y la correspondiente enseñanza acerca de su identidad y de sus valores como judíos?
Mentalmente, decimos que sí a esta decisión, pero en la práctica, consideramos mucho más “importante” el conseguir un mejor empleo, para dar uno de muchos ejemplos posibles. Si nuestros hijos tuvieran una enfermedad leve, bien que corremos al médico para tratarlos, sin importar nada más, y hacemos muy bien si así actuamos. Pero, ¿por qué no vemos que el enseñarle valores judíos y su identidad judío-mesiánica es, a la larga, muy importante para su futuro? Aquí es donde la eficacia choca con la eficiencia. En la teoría, decimos que estamos de acuerdo con el educar a nuestros hijos, pero, en la práctica, vamos detrás de un empleo mejor, algo que es eficiente financieramente, pero para nada eficaz para el futuro de nuestros hijos y nietos.
Hablando de educación de nuestros hijos, todo lo que hacemos delante de nuestros hijos es copiado, sin que nos demos cuenta, muchas veces. Si nosotros, para dar un ejemplo práctico, pasamos horas viendo partidos de football en la tele, no debemos asombrarnos si nuestros hijos terminan haciendo lo mismo años más tarde, gastando así sus horas del día en un entretenimiento que es una total pérdida de tiempo y sin un valor práctico alguno. Algo similar sucede—clásicamente—en algunos hogares en cuanto a la manera de gastar nuestro dinero. Si nuestros hijos ven que gastamos el dinero sin parar, ellos van a tratar de imitarnos, sin ponerse a pensar si está bien o no. El resultado es que nunca van a tener lo suficiente para vivir. Esto no sucede en la mayoría de los hogares judíos ortodoxos, porque los padres dan el ejemplo en lo que hacen con su dinero y los hijos aprenden, sin necesidad de una lección práctica con lo que en la casa gastan de lo que sus padres les dan, o lo que deben hacer con lo que en el futuro van a ganar.
De todo lo que nosotros consideramos de importancia en nuestra vida diaria, una gran parte de ello se va a convertir en importante para nuestros hijos en sus vidas futuras, sin que nosotros nos demos cuenta que les hemos enseñado con el ejemplo, que es la mejor manera de enseñar algo.
Si nuestros hijos nos ven haciendo tzedakáh/limosnas a los demás, ellos, subconscientemente lo van a copiar cuando puedan hacerlo, y eso va a traer gran bendición a sus vidas. La tzedakáh es toda una institución en el judaísmo, y nosotros, como judíos mesiánicos, tendríamos que copiar esto del judaísmo lo más rápido posible, para lograr la bendición de Elohím no sólo para nosotros, sino para nuestros hijos y nietos, que están mirando todo, aunque no expresen sus sentimientos.
Si queremos éxito en nuestras vidas, debemos cuidar los valores que damos a nuestros hijos, y los que tenemos o adquirimos en la sinagoga mesiánica o en los estudios que hacemos. La Toráh debe ser el centro de nuestra vida y la de nuestra familia, junto con sus valores y sus puntos de vista, como en el campamento de los levitas, mencionado al principio de esta parasháh.
Esto es en cuanto a todo aquello que nosotros, como seres humanos, podemos lograr por nuestra propia cuenta. Pero está la Presencia de Ieshúa en nuestras vidas, o debería estarlo, y allí, todo comienza a cambiar, o debería hacerlo.
Volviendo a nuestro segundo tema, la diferencia entre eficiencia y eficacia, lo máximo que podemos lograr en eficacia es hacer todo de acuerdo a la Voluntad de Elohím para nuestras vidas HOY, ya que “el día de mañana tiene sus propios afanes” dice en el Pacto Renovado en Mt. 6:34. Elohím tiene todo fijado; todo escrito de antemano. Sólo tenemos que averiguarlo y hacerlo. ESO es ser tremendamente eficaz. Hacer lo que NOSOTROS debemos hacer—lo importante y lo urgente--también es eficacia, aunque está en un nivel más bajo que lo que Elohím desea que hagamos, porque eso es lo que tiene para nuestras vidas.
Elohím debe volverse el centro de nuestras vidas, escuchando Su Voluntad a través de tener a Ieshúa dentro de nosotros, y al Rúaj ha Kódesh en nuestro rúaj. Allí, y sólo entonces, vamos a tener el Verdadero Tabernáculo como el centro de nuestro campamento espiritual, como parte espiritual que somos de Su Pueblo, el Pueblo judío en todo el mundo.