Jueves, 09 Julio 2020 00:48

PARASHÁH 41 PINJÁS / פינחס

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DIFUNDIENDO EL JUDAÍSMO MESIÁNICO RENOVADO PARA TODA LATINOAMÉRICA, LOS EE.UU. Y EUROPA

PARASHÁH 41
PINJÁS / פינחס

19 DEL MES CUARTO DEL 5781
11 DE JULIO DEL 2020

Lectura de la Toráh: Bamidbar/En el desierto/Núm. 25:10 – 30:1
Lectura de la Haftaráh: 1ra. Reyes 18:46 – 19:21

Por Julio Dam
Rébbe Mesiánico Renovado

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“Ba Midbár/En tierra de pasturas” 27:18: “ADONÁI dijo a Moshéh: ‘Toma a Iehoshúa, hijo de Nun/Ben Nun, un hombre espiritual y coloca tus manos sobre él.”

COMENTARIO DE LA PARASHÁH

CÓMO SER ESPIRITUALES

En esta parasháh/porción de la Toráh, examinaremos las actitudes que, conforman al hombre espiritual, que es lo que Elohím desea de nosotros que seamos.

Para ser espirituales, primero tenemos que entender correctamente qué es el espíritu/rúaj. Según 1ª Ts. 5:23 tenemos tres dimensiones, así como Elohím mismo tiene las mismas Tres Dimensiones, ya que Él nos creó “a su imagen y semejanza/be tzélem udemút”. Estas dimensiones son: “espíritu, cuerpo, y alma”.

El rúaj es aquella dimensión de nuestro ser tridimensional que Elohím destinó para que Él se comunique con nosotros y para que nosotros nos comuniquemos con Él. No hay comunicación con Elohím a través de nuestra mente ni de nuestro cuerpo. Únicamente por medio de nuestro rúaj. Aunque éste fue dormido después de la Caída de Adám y Javah, cuando reconocemos al Rabbí Ieshúa como Elohím y Mashíaj, “nacemos de Arriba” y recibimos el Rúaj de Elohím, con lo que nuestro rúaj comienza a vivir de nuevo y estamos “en línea” con Elohím, por primera vez en nuestra vida.

Dice en Iojanán 3:6: “Lo que nace del Rúaj, es rúaj. Y en el 3:6 continúa diciendo: “…todo aquel que es nacido del Rúaj”. “Vivimos por el Rúaj“, dice en Gál. 5:25. Este “Vivimos por el Rúaj“, significa, entre otras cosas, que la Verdadera Vida espiritual es cuando somos manejados y dirigidos por el Rúaj y no por nuestro ego, que es una gran parte de nuestra alma/néfesh.

Nuestro conocimiento, nuestra sabiduría que ha venido por el estudio mental no puede con la sabiduría de Elohím y no nos sirve para entenderlo, ni para comportarnos de acuerdo a Su Voluntad. Los que esto hacen, deberían decir: “Vivimos por la Mente (o Ego)”.

El Rúaj nos cambia, poco a poco, en la medida en que le Permitimos que nos cambie; en la medida que oremos para ser cambiados, y exclusivamente en las áreas en que permitimos que Elohím nos cambie. Como siempre decimos, “Elohím es un Caballero”  y no infringe nuestro libre albedrío—¡ojalá lo hiciera!—pero no lo hace. Somos nosotros los que tenemos que pedirle, día tras día, año tras año, que cambie cada área de nuestra alma/néfesh, que necesitan ser cambiadas, y que son muchas: pensamientos, sentimientos, voluntad, carácter, ego, inconsciente, consciente, moral, ética, los valores, las ideas, nuestras ideologías (en todas las áreas en que éstas existen, como la política, la religión, las artes, etcétera), nuestras creencias (en todas las áreas), nuestra obediencia, persistencia, voluntad de cambiar, etcétera.

Dice en 1ª Cor. 3:16: “¿No saben que son Templo/Mikdásh de Elohím y que el Rúaj de Elohím está viviendo en ustedes?” (de nuestra Traducción Mesiánica Renovada de Estudio). Así como el Rúaj de Elohím vivía en el 1er y 2º Templo de Irushaláim, así Él vive ahora en aquellos que recibieron a Ieshúa ha Mashíaj. Elohím vivía en la Habitación Kódesh ha Kodashím/Santa de Santas, la última de tres. Asimismo, el Rúaj ahora vive en nuestra “habitación Kódesh ha Kodashím/Santa de Santas“, que es nuestro rúaj. (Es por eso, que decimos que el Tercer Templo somos nosotros, como también lo dice 1ª P. 2:4-5, y que no se va a construir ningún Tercer Templo en Irushaláim, como se está esperando).

Esto nos muestra que nuestra guía—si realmente queremos ser espirituales—debe ser el Rúaj de Elohím, y no nuestro ego, ni nuestro yo, que sólo busca sus propios intereses pasajeros, y no la Voluntad Eterna de Elohím.

Oramos al “Padre que estás en los Cielos/Avínu she BaShamáim” pero con Ieshúa como Kóhen ha Gadól/Sumo Sacerdote (Heb. 9:11) dirigiéndonos (siempre que lo dejemos) desde nuestro rúaj, ahora habitado por el Rúaj ha Kódesh.

Pero nuestra espiritualidad depende de varios factores, que veremos a continuación.

1. NUESTRA DECISIÓN

En primer lugar, tenemos que tomar una decisión, lo cual no es lo mismo que soñar, ni que desear. Una decisión no viene rápidamente, sino que es el resultado de varios pasos hacia adelante y varios hacia atrás, hasta que al final, casi siempre un fracaso que duele, nos impulsa a terminar con la situación actual y nos hace decidirnos. En general, nos movemos por dos causas: 1. Para evitar el dolor; y 2. Para obtener placer.

Para evitar el dolor, muchas veces tomamos una decisión que resulta ser la mejor de nuestra vida. Todo depende de nuestro estado espiritual actual y de nuestra ambición espiritual. ¿Es usted ambicioso, espiritualmente hablando? O, ¿está usted contento de cómo está su vida espiritual? Muchas de las decisiones que tomamos giran en torno a estos factores.

Si entendemos que el tiempo es muy corto, hasta la Segunda Venida del Mashíaj—mucho más corto de lo que creemos—entonces nos veremos movidos a actuar—rápidamente.

2. CAMBIO CONTINUO

En segundo lugar, después que hemos tomado una decisión y nos proponemos cumplirla, tenemos que lidiar con el cambio. Elohím nos exige cambio, un cambio continuo. No podemos seguir como estábamos hace 10 o 20 años. Ni siquiera como estábamos hace un año atrás. Debemos dejar atrás nuestro estilo de vida basado en la mente y en ser dirigidos por nuestro ego y nuestros deseos físicos y emotivos, que es la vida antigua, la vida de nuestro “viejo hombre”, en las palabras del Rabino Shául.

Este cambio de que hablamos, es una batalla en varios frentes a la vez y dura años, no días, ni meses, ya que es necesario cambiar nuestro panorama de la vida, nuestros valores, ideales, todo lo que hoy apreciamos como valioso debe ser eliminado y debemos incorporar a nuestra vida diaria todo lo que ELOHÍM considera valioso para nosotros. Esto es “ser dirigidos por el Rúaj de Elohím”, como dice Rom. 8:14.

3. LA GALAXIA DEL AMOR

Una manera muy amplia de lograr este cambio es comenzar con la Naturaleza de Elohím mismo, que es PURO AMOR AHAVÁH. Si logramos incorporar a nuestra personalidad, aunque sea una medida pequeña de Su Ahaváh, habremos logrado un ENORME éxito en nuestro camino hacia la espiritualidad. ¿Por qué? Porque Elohím es AMOR AHAVÁH y si logramos tener—por medio de la oración diaria—una medida cada vez más grande y amplia de Su AMOR AHAVÁH, incorporaremos junto con ése Amor, todas las características que lo siguen y que están enumeradas en “Gál. 5:22: “Pero el fruto del Rúaj es amor ahaváh, felicidad/ósher, shalóm, paciencia, el ser amable, bondadoso, el tener fe, el ser humilde y la sobriedad, con todo esto no hay Toráh”.

Como esto es nuevo para nuestros queridos lectores, quizás el impacto que pueda tener en las vidas de todos nosotros se nos escapa, de modo que trataremos de explicarlo de otro modo. La Ahaváh de Elohím, que es Su rasgo de carácter más amplio y que cubre gran parte de Su Personalidad, está acompañada de todo lo que en Gálatas 5:22 menciona, de modo que si tenemos, aunque sea un amor ahaváh “del tamaño de un grano de mostaza”, en realidad tenemos los otros ocho rasgos de carácter que lo rodean, como los planetas rodean al sol, el centro de nuestra galaxia, lo que hemos denominado “la galaxia del Amor” de Elohím.

La Ahaváh de Elohím está rodeada de los demás frutos, como los planetas rodean al sol. Si tenemos Ahaváh por los demás (y por nosotros mismos, y por Elohím, para comenzar), tendremos felicidad, no una felicidad que viene de un regalo o de un viaje, que dura un par de horas, sino una felicidad interior que nadie podrá sacar. Si tenemos Su Ahaváh, tendremos paciencia, aunque ahora no la tengamos, porque Su Ahaváh abarca la paciencia, el ser humilde, la sobriedad, que es no perder la calma ante nada. Si tenemos Ahaváh, tendremos Su Presencia con nosotros, a nuestro costado derecho, algo que no tiene precio. Si tenemos Su Presencia a nuestro lado, seremos espirituales, como lo era Iehoshúa, que es la Esencia de la espiritualidad de Elohím mismo.

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