Por Julio Dam
Rébbe Mesiánico Renovado
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En nuestra vida espiritual, así como en la mental y en la física con Elohím, existe un cierto ritmo, que debemos aprender y comenzar a seguirlo. Él lo dejó, por ejemplo, en los seis días de trabajo y uno de descanso; en las trayectorias de los planetas, en el ritmo de la tierra alrededor del sol, creando el día y la noche, y en los cientos de otros ritmos, no tan visibles como los mencionados, pero igualmente reales y presentes, como el crecimiento del hombre de bebé a anciano, etcétera.
En esta parasháh, Elohím exhibe ese ritmo en todo lo que instruye a Moshéh y éste a sus ayudantes, Bezalél en especial, imprimiendo a la construcción del Mishkán/Tabernáculo, con un orden y un ritmo que permea todo el Universo.
Este ritmo está presente, aunque invisible, no sólo en nuestras vidas físicas, sino en nuestra vida espiritual y mental. Hay momentos en nuestra vida que Elohím nos insta a ir adelante, a toda marcha, y hay otros momentos en que “la nube de día” que guiaba al Pueblo de Israel se para encima nuestro, como para decirnos: Para, ¡hasta que Yo te diga!” pero como no estamos acostumbrados a saber de ella ni menos que menos a obedecer Su Voluntad, no hacemos caso, y seguimos haciendo nuestro propio ritmo, lo cual nos trae innumerables problemas de todo tipo.
Nuestro cuerpo físico refleja estos ritmos: hay momentos en que estamos con todas “las pilas puestas,” y vamos a toda velocidad en lo que hacemos, mientras que hay momentos en que apenas podemos hacer lo mínimo que debemos hacer en el día. Lo mismo sucede en nuestra vida mental y espiritual y debemos entender y plegarnos a estos ritmos de Elohím.
Hay muchos de nosotros que deseamos salir corriendo, cuando es tiempo de descansar y descansar cuando es tiempo de ir a toda velocidad, para ganar lo máximo posible en el tiempo que Elohím nos abrió. Kohélet/”Ecl.” Ya lo dice: “Hay época de plantar y época de cosechar lo plantado…”
Si lo queremos, Elohím pondrá una “nube de día y llama de fuego de noche” en nuestro camino, con sólo orar por ellas, para que no estemos a destiempo en nada, sino que avancemos en el ritmo que Él nos ha destinado hacerlo, y no en nuestra carne, que nada sabe, aunque cree saberlo todo.
¿Es momento para comenzar lo que usted está comenzando a hacer ahora? ¿Se lo dijo Elohím, de alguna manera (profecía, sueños, alguna persona, la Toráh)? Si no es así, PARE INMEDIATAMENTE todo lo que está haciendo y comience a preguntarle a Elohím TODO lo que está haciendo o por hacer y se evitará enormes perjuicios y futuros problemas, muchos de ellos irreparables.
Todo es un problema de sincronía, de “música celestial” con Elohím. Debemos tocar “Su Música”, no la nuestra, y movernos al compás de ella, no de la nuestra. Elohím es un Director de una gigantesca orquesta, donde cada uno de nosotros tiene un instrumento y un libreto musical que tocar—en el momento preciso, no antes.
Debemos ser el hombre adecuado, con el instrumento adecuado, con la partitura guiándolo, tocando en el MOMENTO PRECISO dentro de un concierto bien organizado y dirigido. Así precisamente es la Gran Orquesta de Elohím y así debemos ser, como todo músico: no tocar ni antes ni después de lo que la partitura nos indica, y estar preparados en todo el concierto, siguiendo la partitura, para saber exactamente cuándo sacar de su estuche nuestros instrumentos, y cuándo nos toca hacerlos sonar, en armonía con toda la orquesta.
Ya lo dice muy claro Ro. 8:14: “Porque son hijos de Elohím los que son dirigidos por el Rúaj de Elohím.” ¿Es usted dirigido por el Rúaj de Elohím, o por sus deseos o necesidades urgentes?
Para decirlo de otra forma, Elohím nos dio a todos una melodía privada para tocarla EN SU RITMO. Pero, sin darnos cuenta de ello, nuestra melodía “privada” forma parte de un gigantesco concierto, donde en este momento, hay casi siete mil millones de personas tocando en el mundo. Lo que tenemos que aprender es a saber cuándo y cómo tenemos que tocar, qué instrumento nos ha dado Elohím para tocar en ese concierto y aprender a leer la Partitura y a tocar el instrumento, para no tocar cuando no nos corresponde ni sonar desafinados.
¿CÓMO SINTONIZARNOS CON EL RITMO DE ELOHÍM?
La pregunta “del millón de dólares” ahora es: ¡¿ómo hacemos para estar en el ritmo de Elohím y tocar la melodía que nos ha tocado como destino tocar? Podemos ofrecer cuatro claves.
La primera de ellas está en Tito 1:1 dice: “Shául, esclavo de Elohím, y enviado/shelíaj de Ieshúa el Mashíaj, de acuerdo a la confianza/emunáh de los elegidos por Elohím, y de acuerdo a la comprensión de la verdad, la cual es de acuerdo al (Espíritu) de temor de Elohím” (de Ish./”Is.” 11:2). (el subrayado es nuestro)
Aquí tenemos una primera clave: debemos COMPRENDER LA VERDAD (DE ELOHÍM). Pero no cualquier verdad, como es la mía, o la suya, o la de los de más allá, ¡sino la verdad que viene de tener el ESPÍRITU DE TEMOR/Rúaj Ir´át Elohím/ DE ELOHÍM! Cuando tenemos ese espíritu, también recibimos, como dice Ish. 11:2 el Rúaj Jajmáh/Espíritu de Sabiduría (espiritual) para comprender muchas cosas, que sólo vienen por revelación de Elohím. Cuando nos descuidamos en este sentido, sólo tenemos una “verdad” humana, mental, y por lo tanto, inútil, porque para lo único que sirve es para crear discusiones con otros que también tienen sus propias “verdades” mentales, humanas.
Y el cimiento de esta Verdad es el tener un Espíritu, el Espíritu de Temor de Elohím. Este es el cimiento más firme que podemos tener para todo, ya que con Él en nuestras vidas, no puede haber engaño, si lo usamos, y no nos dejamos manipular por las “verdades” mentales de los hombres.
La segunda clave está en una frase del Tanáj: Israel como “Luz para los gentiles/góim/idólatras” (la mayoría de las traducciones la tradujeron mal como “para las naciones”). Debemos marcar una diferencia, nosotros como judíos mesiánicos, así como el Pueblo Judío fue marcado para ser una diferencia: ser luz para los góim, que no tenían, ni tienen al Verdadero Elohím.
Como judíos mesiánicos/mesiánicos renovados, somos la continuación espiritual del Judaísmo Escritural de hace dos mil años y aspiramos a ser la continuación del Judaísmo Mesiánico del Rébbe Ieshúa del Siglo I.
El mundo ha vivido en tinieblas espirituales durante los últimos dos mil años, gracias al rechazo del “Pueblo Escogido.” (Hasta la misma expresión “Pueblo Escogido” es rechazada por muchos creyentes no-judíos o se las atribuyen a sí mismos.) Gracias a ese rechazo, han entrado engaños y tinieblas espirituales y mentales al mundo, que sólo en los últimos treinta años, Elohím está dispersando—en aquellos que desean saber Su Verdad, y no la de los hombres.
Esta luz espiritual debe y está ya marcando una diferencia, como debería ser: se están restaurando muchas cosas que se habían perdido y falsificado: nombres, situaciones, dogmas, enseñanzas, verdades espirituales y mentales, todo está siendo puesto en su lugar correspondiente, para aquellos que están dispuestos a pagar el precio, no sólo de escucharlas, sino más difícil todavía, de propagarlas.
La tercera clave está en la Toráh. La Iglesia está siendo llamada--aunque no se dé cuenta--a volver a sus raíces judías, de las cuales se apartó por enseñanzas de los Padres de la Iglesia. Esto es en preparación para la inminente Segunda Venida del Mashíaj Ieshúa.
El Pueblo Judío tiene un ritmo, como el que hablábamos antes. Este ritmo son las festividades de Elohím que Él dejó para Sus seguidores, tanto judíos por sangre, como judíos por fe, como usted. En el judaísmo estas festividades se llaman “el Ritmo de Vida” un apelativo bien preciso, ya que fue hecho por Elohím para darnos una visión de conjunto de Su propósito con Su Pueblo, los judíos. Es un ciclo de ofrendas, festividades, remordimiento, celebración, y un volver al Elohím de Israel/teshuváh de nuestros patriarcas, Avrahám, el primer gentil que se hizo judío por fe, Itzják e Iaakóv.
En Vaikráh/”Lev.” se las llama “el ritmo de vida” y “las estaciones de Elohím”. Estas festividades (que incluyen el Shabát semanal, son un marco de vida que Elohím nos da para que vivamos dentro de él y nos ajustemos a él, para nuestro bien, y para ser merecedores de Sus bendiciones.
La cuarta y última clave está en nuestras interrelaciones con los demás. Existe la necesidad de discernir el “timing” de construir interrelaciones fuertes. Debemos dejar de tratar de “arreglar” a los demás, y simplemente amarlos, mientras que permitimos que el timing de Elohím y Su amor los cambia.
Cada vez que estamos tratando de cambiar a alguien, estamos, en realidad, simplemente, tratando de controlarlo. Claro que lo ponemos en palabras como “esto es para tu bien”, pero la verdad es que deseamos un comportamiento diferente de ellos y tratamos de cambiarlos para obtener esos comportamientos.
Debemos dejar el control en las manos de Elohím y abrirnos a los ritmos de Él. Y el timing de Elohím es donde la vida, el amor, el gozo, el shalóm, etcétera, fluyen sin obstáculos.
¿Está usted dispuesto a escuchar la Verdad? ¿Está usted dispuesto a pagar el precio (muy alto) de diseminarla? Lo insto a hacerlo, para la Kavód del Nombre del Elohím de Israel y del Mashíaj de Israel, que pronto estará con nosotros y “entre nosotros: (“Imánu El”).
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