Viernes, 16 Noviembre 2018 09:00

PARASHÁH 7 VAIETZÉH / Y SALIÓ

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DIFUNDIENDO EL JUDAÍSMO MESIÁNICO RENOVADO PARA TODA LATINOAMÉRICA, LOS EE.UU. Y EUROPA

PARASHÁH 7
VAIETZÉH / Y SALIÓ

9 DEL MES NOVENO DEL 5779
17 DE NOVIEMBRE DEL 2018

Toráh: Be Reshít/En el Principio/"Gen." 20:10-32:3
Haftaráh: Hoshía 12:13-14:10

Por Julio Dam
Rébbe Mesiánico Renovado

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Be Reshít/En el Principio/”Gn.” 23:10-12,17: “Y salió Iaakóv de Ber Shéva (“Los Siete Pozos”) y se fue a Jaranáh. Y se quedó en un lugar, porque se había ocultado el sol. Y usó una piedra del lugar como almohada. Y soñó con una rampa (sulám) cuya base estaba en la tierra y cuya cima llegaba hasta los Cielos, y ángeles de Elohím subían y bajaban por ella… Y quedó maravillado y dijo: ¡Qué hermoso este sitio! ¡No puede ser, sino la Casa de Elohím y ésta, la rampa a los Cielos!”

COMENTARIO DE LA PARASHÁH

¿SUBIENDO POR LA TORRE DE BAVÉL O POR LA RAMPA DE ELOHÍM?

En el capítulo once de Be Reshít se habla de la Torre de Bavél (de “bilbúl”, “confusión”). Nimrod, el primer falso-Salvador (“anticristo”) induce a sus seguidores a construir la torre, empleando ladrillos hechos por el hombre, un claro ejemplo del intento constante del hombre, y detrás de él, de ha satán, de destronar a Elohím y reinar él y de hablar su propio idioma, no el de Elohím, el hebreo. Este intento del primer rebelde humano (el primero espiritual fue ha satán), es lo que hoy se conoce como Gog y que ya está actuando activamente pero bien escondido, tanto que nadie entiende ni sabe de quién se está hablando.

Contrastando con esto, en esta parasháh aparece un sueño de Iaakóv en el cual ve una rampa/sulám (en forma de escalera de caracol) por donde los ángeles/malajím de Elohím suben y bajan. La sulám, a diferencia total de la Torre de Bavél, está construida por Elohím para darles acceso a Él a Sus hijos, como bien la llamó Iaakóv/Israel: “Casa de Elohím y puerta a los Cielos”.

Constantemente, día a día, minuto a minuto, en la vida de los judíos mesiánicos en todo el mundo, se da esta alternativa: construir nuestra propia Torre de Bavél, hecha con ladrillos humanos, o pedir consejo y revelación a Elohím, por medio de subir Su rampa (sulám), y así tener relación íntima y un tete-a-tete con Elohím.

Si tenemos un problema, podemos consultar un manual, o a alguien que entienda del tema, o podemos consultar con Elohím, ¡el que TODO lo entiende! Si tenemos que planear algo, podemos pensar por nuestra cuenta, hasta que salga humo, o podemos pedir Su ayuda, que llega en nanosegundos, y es mucha mejor idea de la que podríamos tener nosotros, no importa cuán “sabios” seamos en el tema que necesitábamos.

Si tenemos un viaje en vista, podemos averiguar las condiciones o el tiempo atmosférico, o podemos consultar con Elohím, que puede cambiar todas las condiciones ¡y hasta el tiempo atmosférico para nosotros!

En cada día, en cada tarea que debemos hacer, tenemos la opción: Bavél o subir por la rampa de Elohím y consultar con Él.

Una rampa posee varios niveles, que representan los niveles espirituales y mentales a los que debemos aspirar a subir, día tras día, año tras año. Los malajím (singular=málaj) representan (aparte de seres espirituales reales), la ayuda espiritual que Elohím da a Sus hijos para que podamos subir y llegar a la altura a la que estábamos destinados a llegar y nos demuestran que no estamos solos, que Él está allí, a nuestro lado, dándonos una mano aun cuando no lo veamos ni veamos a los malajím. Nuestra vida con Elohím es ese subir esa sulám, ya sea un poquito, o mucho, dependiendo de nosotros y de nuestra ambición espiritual—lo cual no está reñido con lo que decíamos arriba, de nuestro destino espiritual.

En este escalar espiritual existen dos áreas principales: el “Cómo” subir y las áreas que debemos superar diariamente. Comenzaremos por el cómo para pasar después a describir algunas de las muchas áreas que necesitan mejoramiento de nuestra parte.

VERTICAL Y NO HORIZONTALMENTE

Podemos tratar de escalar la rampa/sulám en forma horizontal, es decir, basándonos en las enseñanzas humanas, de los demás. Esto tiene el grave riesgo de entrar en una religión, y lo que es peor, en una religión humana más que espiritual. Debemos percibir esto como lo que es: una trampa, puesta allí para que nos conformemos con algo que es muchísimo más pequeño de lo que Elohím tiene y desea para nosotros. Nuestro ascenso, en cambio, debe ser hecho en forma siempre vertical, con Elohím como nuestra guía, por medio de Ieshúa, nuestro Sumo Sacerdote/Kóhen ha Gadól Eterno, vivo dentro nuestro por medio del Rúaj ha Kódesh(He. 3:1). (Aquellos que no aceptan a Ieshúa como Dimensión de Elohím no tienen ni pueden tenerlo como Kóhen ha Gadól ni pueden tener el Rúaj ha Kódesh, con sus matanót/regalos/”dones”, aun cuando crean tenerlos.) En el capítulo cuatro, nos previene Elohím de que no todos los que oímos Su voz lo seguiremos ni entraremos en Su shabát, ya que muchos desobedecen Su voz y Su revelación, cayendo en el error. En un primer momento, Elohím nos habló a través de los profetas, que eran los únicos que tenían el Rúaj, pero. Pero desde que Éste llegó, hace dos mil años, debemos subir por otra sección de la sulám: por el conducto espiritual, en vez del carnal y el mental. Esto es lo que tratamos de decir cuando hablamos de “vertical” y “horizontalmente”.

La Verdad absoluta de Elohím, como siempre decimos en nuestros libros, viene por revelación/guilúi, no por enseñanza de hombres, como dice el Rébe Shául en Gál. 1:12: “Pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Ieshúa ha Mashíaj”. ÉSTE es el método correcto para aprender la Verdad de Elohím. El que recibe la Verdad de Elohím por revelación NO se extravía, no importa qué ni quién le enseñe algo equivocado. Cada enseñanza que recibimos debemos revisarla con el Rúaj, no sólo con la mente. Nuestra pregunta constante debería ser: “¿Qué tiene que decirme el Rúaj sobre esta enseñanza?” y escuchar ATENTAMENTE lo que El nos quiere decir. Por algo el PACTO RENOVADO MESIÁNICO dice del Rúaj: “El que los llevará a toda la verdad”. Todos los errores y los falsos maestros desaparecerían de la escena, si todos haríamos caso a esto que nos dice el Pacto Renovado.

FE/EMUNÁH

Este crecimiento y este subir por la sulám debe ir acompañado de un crecimiento continuo, constante, de nuestra fe/emunáh. De otro modo, nos quedaremos atrás, en dudas, temiendo: “¿Será de Elohím esto que estoy recibiendo?” El que tiene estas dudas está siendo víctima de su poca emunáh, que debe ser cultivada, a medida que los milagros y los sucesos sobrenaturales ocurren en nuestra vida. Debemos entenderlos que Elohím los envía a nosotros justamente para que crezcamos, y comprendamos con NUESTRO CORAZON, no sólo con nuestra mente, que Él está a nuestro lado, ayudándonos.

LOGROS DIALÉCTICOS

Todo crecimiento, toda subida por la rampa espiritual tiene sus altos y bajos. Nuestra vida no está hecha de sólo subidas, sino de subidas y bajadas. Tenemos que anticiparnos tanto a las unas como a las otras. Esto es parte de todo crecimiento, si es verdadero. No existe un crecimiento continuo hacia arriba, sin bajones. Tampoco existen bajones sin fin, sino una combinación de ambos, que es lo que nosotros llamamos apropiadamente, “logros dialécticos”, porque de esto está hecha la vida del hombre, no sólo de éxitos, pero tampoco sólo de fracasos, sino de una mezcla continua de ambos.

QUEBRANTAMIENTO

Para aquellos verdaderos ambiciosos espirituales existe sólo un método para escalar la sulám espiritual: y es dejarnos ser quebrantados por Elohím, y sacar la enseñanza que Elohím quiere darnos a través de este quebrantamiento, en vez de quejarnos, o luchar contra él. La persona que desea escalar las alturas espirituales, necesariamente debe ofrecerse para ser quebrantado en su carne, para que el hombre espiritual que está dentro suyo pueda salir a la superficie. Dice el PACTO RENOVADO MESIÁNICO: “Si la semilla no cae a tierra y no muere, no tiene fruto”. La cáscara de la semilla, que es nuestro yo, nuestro ego, debe morir primero, para que dé fruto. Esta cáscara es nuestro hombre carnal, nuestros deseos, nuestras ambiciones carnales, nuestra visión humana de las cosas. Debemos dejar que muera nuestro yo para que nuestrorúaj viva para siempre. “Si quieren dejar vivir su alma, la perderán; pero si hacen morir su alma, la salvarán”. Esta “alma” es nuestro ser carnal, lleno de cosas en contra de Elohím, por lo que Él no puede usar esta parte nuestra.

Muchos de nosotros tenemos grandes virtudes, como la perseverancia, el don de gentes, la compasión, el amor, pero sin embargo, ninguna de estas virtudes puede ser usadas por Elohím. ¿Cómo puede ser esto posible? Porque vienen de la carne y la carne está con Elohím en todo, aún en aquello que parece que está de acuerdo a lo que Elohím desea de nosotros. Sólo el quebrantamiento puede transformarnos, y hacernos materia útil para Elohím, quien descartará todo lo que venga de nuestro hombre carnal, y usará nuestro hombre espiritual.

Otros, la mayoría de nosotros, ya estamos siendo quebrantados, en una u otra área, sólo que no lo sabemos, o no sabemos cómo reaccionar al quebrantamiento ni sabemos sacarle provecho, que es dejar salir el hombre interior, y dejar que nuestro hombre espiritual actúe EN y POR nosotros, EN VEZ de nuestro yo.

RECIBIENDO LA ENSEÑANZA CORRECTA Y FORMATIVA

El siguiente paso de “cómo” subir la rampa es a través de una continua enseñanza (ya sea recibida por la autoridad espiritual de cada uno o por el estudio personal), que venga por medio del Espíritu de Revelación/Rúaj Guilúi (Ef. 1:17) y que sea recibido por nuestro rúaj ya quebrantado, para que podamos recibirlo “en rúaj y en verdad”, en vez de recibirlo con un corazón orgulloso y lleno de “mandamientos de hombres”. Las mismas palabras en el Tanáj, si no estamos quebrantados, significarán totalmente otra cosa que si hemos sido quebrantados por el Rúaj anteriormente, para poder dejar que nuestro rúaj humillado sea quien las reciba y las comprenda. De allí la tremenda importancia del quebrantamiento, como hablábamos más arriba.

El “cómo” equivocado, por otro lado, es estudiar el Tanáj con nuestra mente y recibirlo con nuestra mente, lo cual nos va a dar un resultado y un significado TOTALMENTE diferente al anterior. Nuestra mente NO PUEDE entender las cosas espirituales, como dice 1ª Co./Koríntim Álef 1:18-19 y 2:6-7. De este “cómo” equivocado surgen todos los errores doctrinales que hemos sufrido en los últimos dos mil años y que todavía sufrimos, ya que no hemos aprendido estas lecciones que mencionamos aquí, ni la del quebrantamiento ni la de aprender sólo por medio del Rúaj Guiluí.

Por último, esta enseñanza no sólo debe “informarnos” sino “formarnos”, especialmente esto último. Elohím no escribió el Tanáj para informarnos, sino para formarnos, para darnos una serie de reglas de conducta y de moral para que las siguiésemos. Entonces, además de recibir una información correcta, debemos ponerla en práctica, para formarnos correctamente también.

AUTO-IDENTIDAD JUDÍA

Ahora que hemos hablado un poco sobre el “cómo”, me gustaría hablar sobre el “dónde”. Es decir, ya leímos “cómo” hacer lo que necesitamos hacer. Veamos “dónde” tenemos que aplicarlo.

Más que nada, en adquirir una auto-identidad correcta, que es la judía, ya que decimos seguir a un rabino judío, es decir, a una autoridad espiritual de una religión particular, la judía, pero no la judía común, sino la judía mesiánica, es decir, la que reconoce a Ieshúa (y a ningún otro) como Mashíaj/”Salvador”, “Liberador” y como Parte/Dimensión de Elohím, Su Cuerpo, según Iojanán 1:14. Este es el punto de partida del “dónde”. El entender que somos el cuerpo espiritual de Ieshúa, como nos explica en detalle el capítulo 2 de Efesios y además, somos Su Prometida/Kaláh y no la Esposa de ADONÁI, como son los judíos por sangre (“Jer.”/Irmiáhu 3:14). (En nuestros libros de “Romanos” damos una explicación más amplia de estos temas.)

SANACIÓN DEL ALMA

El segundo punto fundamental es comenzar a sanarnos de todas las heridas que hemos sufrido desde nuestra concepción, desde el rechazo hasta el abuso y de muchísimas otras que son la materia de estudio de la psicología y de la psiquiatría. Nuestra alma ha sufrido heridas, traumas, abusos, insultos, que han dejado llagas y supuraciones que no han dejado de sangrar nunca, aunque son invisibles a nuestros ojos, pero no a los ojos de Elohím ni a los de nuestro inconsciente ni de nuestra psiquis, que es quien está sangrando. Una de las tareas a las que nos tenemos que aplicar, y que nuestras autoridades espirituales tienen que aplicarse es a ayudarnos a sanarnos de todas y cada una de estas heridas y traumas que nos persiguen y que impiden que llevemos una vida normal y feliz. (Ya hemos mencionado este tema en parashótpasadas, por lo que no nos vamos a repetir aquí, pero la necesidad subsiste.)

LIBERACIÓN ESPIRITUAL

Cómo consecuencia de estas heridas, ha satán las aprovecha para atacarnos espiritualmente, agravándolas todo lo que puede. Es deber nuestro y de nuestras autoridades espirituales el contraatacar estos ataques espirituales (no estamos hablando de ataques psíquicos, del alma) con armas espirituales que Elohím provee para nuestra defensa y que deben ser parte indispensable del moverse de cualquier sinagoga mesiánica. En el Judaísmo Mesiánico Renovado, tanto la sanidad del alma, como la liberación y la guerra espiritual son parte intrínseca del vivir diario y de nuestra enseñanza y práctica--después de cada reunión de la sinagoga. De otra manera, no llegaremos a la meta final, que es precisamente el propósito de ha satán.

Todo esto forma parte del subir la sulám/escalera de caracol, del crecimiento espiritual. No es un camino fácil, ni Elohím jamás dijo que lo fuese, al contrario, habló en el PACTO RENOVADO MESIÁNICO de un “pasadizo estrechísimo” (bien traducido) donde apenas puede uno pasar, al contrario del camino del mundo, que es bien ancho.

Como Iaakóv, debemos aprovechar el tiempo en que tenemos la sulám a la vista y a nuestro alcance, y comenzar a subir todo lo posible por ella, para escalar la altura que tenemos fijada por Elohím para llegar, con la ayuda de nuestras autoridades espirituales y de nuestros hermanos en la fe.

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