La letra extra “héi/h” en el nombre de AvraHám significa tener una relación con Elohím, tener PARTE de Elohím incorporado a nosotros, hasta en nuestro nombre. A esto debemos aspirar, no a las felicitaciones humanas, o en este caso, a las relaciones humanas. Es cierto, no vamos a tener muchos amigos así, pero sí vamos a tener UN Amigo, el único que cuenta: Elohím. El ve lo que pensamos, hablamos y hacemos y nos juzga de acuerdo a nuestra ignorancia o sapiencia sobre el tema. Si no sabemos algo, nos perdona; pero desde el momento que sabemos algo Y DESOBEDECEMOS o simplemente lo ignoramos porque es más cómodo o porque los demás están de acuerdo con ello, El ya no nos puede perdonar y estamos en pecado con El. El creyente que dice “Jesús” porque nunca supo que jamás hubo nadie que se llamó así hace 2000 años, no tiene ni tuvo culpa alguna en los últimos 1900 años de cristianismo, porque nadie se lo dijo. Pero ahora, que el Judaísmo Mesiánico existe y que se explica el verdadero nombre del rabino judío Ieshúa, no hay excusa para seguir usando “Jesús,” y tampoco perdón. Ejemplos como éstos podríamos darlos por docenas. Algunos serán bien recibidos (los que son practicados por nuestros lectores), y algunos serán muy mal recibidos, porque nuestros lectores creen diferentes. Lo importante en todo esto es volver al origen de nuestra parasháh: ser tamím/íntegro. Qué dice la Toráh? ¿Está en la Toráh lo que pensamos, decimos o hacemos, o lo hemos sacado de la tradición? Estamos siendo tamím/íntegros al pensar, decir o hacer algo que NO está en la Toráh? ESTA es la pregunta que nos deberíamos hacer, en vez de discutir y citar a este o aquel autor o versículo.
La palabra “tamím” viene de “tám” que se traduce “simple” y “simplote.” Un niño es “tám,” no tiene complicaciones. Para él, si usted le explica algo, él lo acepta sin discusiones, sin argumentos y con la emunáh shlemáh/fe total que es tan necesaria para todos nosotros. Fue por esa emunáh shlemáh de los niños que Ieshúa los alabó. Le explicamos a un niño que Iahvéh se puso un traje de carne y fue conocido como Ieshúa? Pues lo cree sin chistar y lo entiende mucho mejor que un adulto, que “ya sabe” que eso no es posible, o que ya cree que Ieshúa fue el Mesías pero no una Parte de Elohím, como gran parte del Judaísmo Mesiánico ya cree.
Debemos llegar a ser como Avrahám Y como un niño: como Avrahám, dejaremos entrar a Ieshúa dentro nuestro, como Avrám dejó entrar a ADONÁI y El le colocó la “H” en su nombre como señal de que lo hizo y seremos—si lo dejamos—cada día uno poco más como El. Si dejamos que seamos como niños, seremos más abiertos a la Verdad de Elohím, y no discutiremos cada Verdad revelada de Elohím, sino que la aceptaremos, como verdaderos niños. (Eso NO significa, por otro lado, que debemos creer cualquier cosa que nos enseñen. Para eso tenemos el Rúaj ha Kódesh que, dice el P.R. “los llevará a toda la verdad.” Debemos preguntar al Rúaj, cosa que casi nadie hace, desafortunadamente. O creen o rechazan, pero no le preguntan al Rúaj si es verdad o no lo que están siendo enseñados.)
Primero, para ser tamím tenemos que sacar nuestra integridad humana, nuestro concepto mismo de que somos íntegros, honestos, etc. Esto no sirve para nada a los ojos de Elohím y es la primera condición. Donde hay muebles viejos, no se puede colocar muebles nuevos; hay que sacarlos primero para hacer lugar para los nuevos.
Segundo, tenemos que ENTENDER en toda su magnitud y nivel lo que REALMENTE significa ser tamím a los ojos de Elohím.
Tercero, tenemos que comenzar a ORAR para llegar a serlo.
Cuarto, tenemos que PRACTICAR el ser tamím, aunque nos cueste.
¿QUE ES SER TAMÍM A LOS OJOS DE ELOHÍM?
Como dijimos más arriba, lo segundo que tenemos que hacer para serlo, es entender qué es realmente ser tamím. Primero que nada, Elohím trabaja en total orden/séder. Todo lo ha hecho y lo seguirá haciendo en séder. De modo que el ser tamím significa que nuestra vida debe ser ordenada desde todos los puntos de vista. Cualquier desorden, ya sea mental, verbal o físico, debe ser orado y quitado de nuestra vida, porque NO corresponde con las cosas de Elohím. Dentro de este marco omniabarcante de orden/séder, Elohím es, más que nada, Ahaváh/amor sacrificial, que comprende el dar continuamente a cada uno lo que está necesitando en ese momento: el que necesita oración, darle oración, el que necesita liberación, brindarle liberación, el que necesita dinero, darle dinero, el que necesita un consejo de Elohím (no nuestro), darle un consejo de Elohím, el que necesita compasión, darle compasión, el que necesita nuestro perdón, darle perdón, el que necesita enseñanza, darle enseñanza (si desea recibirla, si la pide), el que necesita aceptación, darle aceptación, etc. Esto debemos hacerlo POR y PARA Elohím, no por reconocimiento, ni por vanidad, ni para quedar bien a los ojos de los demás, sino porque a los ojos de Elohím, es nuestra obligación como sus hijos. Para hacer todo esto, necesitamos primero pedir paciencia, tolerancia, aceptación y ahaváh por los demás. Sin estos sentimientos de Él, no vamos a poder ni vamos a querer dar nada de ello.
Dijo Albert Einstein algo que se refiere a lo que venimos diciendo: “Un ser humano es parte del Todo...El se experiencia a sí mismo, a sus pensamientos y sentimientos como algo separados de su consciencia. Esta ilusión es una especie de prisión para nosotros, que nos restringe a nuestros deseos personales y afectos para unas cuantas personas cercanas a nosotros. Nuestra tarea debe ser desembarazarnos de esta prisión ampliando nuestro círculo de compasión para llegar a todos los seres humanos y a toda la naturaleza en toda su bellleza. Nadie es capaz de llegar a esto, pero el tratar de hacerlo, es, en sí mismo, parte de la liberación y el cimiento de la seguridad interna.”
El ser tamím también significa lo que dijo Einstein: debemos dejar a un lado nuestro egoísmo, aunque sea en parte, aunque sea a veces, y mirar a nuestro alrededor, tratando de dar a los demás lo que los demás necesitan, como dijimos. Debemos salir de nuestra prisión mental y ayudar a los demás, sabiendo que Elohím nos está mirando. No hay NADA que pensemos, digamos o hagamos que El NO vea ni juzgue. Queremos salir bien parados de nuestro comportamiento o pensamiento? Tengamos en cuenta esto.
Todo esto primero a Elohím, luego “al judío primeramente,” que comprende a nuestros hermanos de la sinagoga mesiánica, obviamente, y luego a nuestros amigos, conocidos y compañeros de trabajo no-judíos. (La palabra “Amor” ha sido tan desvalorizada y “Hollywoodizada” que no deberíamos usarla, porque las connotaciones que posee no corresponden para nada con las definiciones que hemos brindado más arriba.)
EL SER TAMÍM Y LA “GRAN CATÁSTROFE” QUE SE AVECINA
He leído que muchos niños en los EE.UU. tienen temor de no llegar a viejos por una guerra nuclear. Nosotros, los judíos mesiánicos y mesiánicos renovados (estos últimos ya lo saben), por un lado debemos saber que las cosas se van a poner mucho peor, lo quieran aceptar o no. Pero por otro lado, tenemos que entender y aceptar que estamos en Sus manos, dirigidos por El, a diferencia de la mayoría de los que tienen temor. No tenemos que tener temor, sino esperanza/tikváh, porque la Segunda Venida de Ieshúa está cercana, aunque antes está la “Gran Catástrofe.” No debemos temerla, porque El está con nosotros, a nuestra mano derecha. Debemos aprender a confiar en que la Historia termina bien para nosotros: nosotros somos la Kaláh/Novia de Ieshúa. Tenemos que entender que Ieshúa va a proteger a Su Novia. (Si no lo hace, ¿con quién se va a casar?) No debemos tener una religión. Esta no nos va a sacar el miedo; debemos comenzar a tener una relación. Esta lo va a calmar y nos va a dar la emunáh shlemáh que nos va a llevar a través de la “Gran Catástrofe” que se avecina para todo el mundo y nos va a dar el triunfo final.