La vida de Sarah, por ejemplo, no fue nada fácil. Fue estéril casi toda su vida y su esposo tuvo que tener un hijo de su criada, algo que ninguna mujer puede encontrar “simpático”, además de muchas otras penalidades. Sin embargo, la tenemos como ejemplo de vida. Por qué? Porque son precisamente nuestros problemas y dificultades, las que nos hacen avanzar en nuestro crecimiento espiritual y mental.
Además, la vida misma la enseñamos a percibir como una espiral hacia arriba (en hebreo “sulám”), lo que Iaakóv vio de la cual subían y bajaban ángeles. El que se queda parado, comienza a resbalarse por la rampa—hacia abajo, indefectiblemente. Nuestra vida debe ser de un continuo crecimiento, como el de nuestro cuerpo físico. ¡No podemos tener 20 años y un cuerpo de niño de 4! Eso tiene un nombre: ¡falta de crecimiento! Y espiritualmente es lo mismo: una falta de crecimiento espiritual, o un estancamiento, lo cual es lo mismo.
Hay variadas maneras de crecer espiritual y mentalmente con Elohím. Una primera manera de crecer, muy importante, es pedir al Rúaj que nos revele aquello que Elohím desea que cambiemos en nuestro interior y comenzar a hacerlo. Debemos hacer una lista de aquellos defectos o problemas que estamos pasando, y sus posibles causas, para así poder subir POR MEDIO de estas dificultades, que muchas veces vienen directamente de Elohím, que las usa como palanca para hacernos subir espiritualmente de nivel.
Una segunda manera de crecer es despojarnos de las maldiciones de todo tipo que el Tanáj habla, especialmente en el libro de Vaikráh/Y llamó/”Lev.” y que son la probable causa de muchos de los problemas constantes que nos aquejan, sin que nosotros jamás nos hayamos dado cuenta. Como ya dijimos en una parasháh pasada, hay personas y países enteros que sólo toman las decisiones más equivocadas posibles, aunque ellos no se dan cuenta (ni las personas ni los habitantes de los países). Otros, que han sido agraciados con bendiciones heredadas de sus antepasados, por el contrario, toman una decisión tras otra que les trae más y más bendición, aunque no entiendan el porqué. Esto es lo que la gente que no entiende el tema espiritual, llama “suertudos”. No existe la suerte: ni la buena ni la mala suerte; lo que sí existe es la bendición y la maldición.
Una tercera manera de crecer es evaluarnos, viendo aquello que Elohím nos ha dado, y que la gran mayoría de las veces no apreciamos, porque creemos que es “natural” que lo tengamos. ¿Aprecia usted la hermosa familia que Elohím le ha dado? ¿Aprecia usted los hijos y nietos que Elohím le ha prestado, para que los disfrute? ¿Aprecia usted la salud que tiene, que otros no poseen? ¿Aprecia el shalóm que hay en su casa, la falta de constante pelea y discusión, como en la gran mayoría de los hogares que no conocen a Elohím? ¿Aprecia usted la casa, el automóvil, los muebles que Elohím le ha dado para que los disfrute? ¿Le ha agradecido a Elohím últimamente por todo ello?
Una cuarta, es leer la Toráh, y libros y artículos de judaísmo mesiánico, y pensarlos, meditarlos y luego, si están de acuerdo con la Toráh, incorporarlos a nuestro yo, para ir cambiando nuestra personalidad, de acuerdo a lo que Elohím desea para nosotros, que es que todos los que creen en Él y en Ieshúa, estén creciendo y aprendiendo y por sobre todo, cambiando, tanto por afuera como por adentro.
Una quinta de las maneras de crecer es estudiar hebreo. Nosotros tratamos de cooperar en algo incorporando vocabulario hebreo, para que, de a poco, “shabát tras shabát” como dice Hchs. 15:21, aprendamos la “lashón ha kódesh”, el idioma santo que habla Elohím y Sus malajím/ángeles. En nuestra traducción del Pacto Renovada próxima a ser publicada, hacemos un estudio en profundidad del hebreo que Elohím nos ha dado por Rúaj Hitgalút/Espíritu de Revelación (Ef. 1:17 y Gál. 1:11-12) para que comencemos a entender la enorme profundidad de los misterios de Elohím.
La vida es un viaje en barco, y ese viaje tiene ventajas que debemos aprovechar mientras podamos. Una de las ventajas es que se pueden tirar cosas por la borda durante el viaje. ¿Qué necesita usted tirar por la borda, antes de llegar a destino? Todos necesitamos tirar cosas que nos dañan: pensamientos que no son de Elohím; planes que no son los planes de Elohím; palabras que no son palabras adecuadas para un hijo/a de Elohím. Inclínese ahora sobre la baranda de su transatlántico y tire cada una de estas cosas, pidiendo a Elohím en el nombre de Ieshúa que saque todo eso de su mente y de su vida y que se lo lleve el agua del océano. Luego pídale que lo llene con pensamientos, planes, palabras y actos que venga de Él, que es lo único que Él va a bendecir.
Después de eso, tome el sol en la cubierta de su barco, Su luz y Su verdad/Oréija ve emetéija, de donde viene todas bendiciones. Tire por la borda SU luz y SU verdad, que nada valen. Absorba la Luz que viene de Él. Para eso debe tomarse su tiempo. El no está apurado. ¿Usted sí? Si desea recibir Su luz y no la suya propia, debe sentarse en un sillón en la cubierta de su transatlántico y tomar Su sol; pedirle que lo ilumine y alimente su espíritu y su mente con Su sabiduría/jajmáh y Su comprensión/vináh de todas las cosas que en este momento están afectando su vida, de una manera u otra.
Pida que la Mano de Ieshúa ha Mashíaj sea colocada sobre su cabeza, para darle Su bendición/brajáh y Su dirección, para que su barco no pierda el rumbo y comience a desviarse. Toda desviación es como viajar en barco: nadie se da cuenta que el barco está desviado hasta que ya transcurrió un buen tiempo y el desvío es demasiado visible para no verlo.
Es por eso que todos los días, en oración, debemos pedir lo que Ieshúa nos advirtió que sucedería en los últimos días, que son los que estamos viviendo: “Miren que nadie los desvíe” (Mat. 24:4) (lo de “engañe” es una mala traducción). Un desvío en el mar, como decíamos, es imperceptible. Nadie puede darse cuenta cuándo el barco de nuestra vida está yendo recto en su curso, o cuando se está comenzando a desviar, hasta que ya es tarde. Para eso usted tiene un capitán, que dirige el barco, que es su autoridad espiritual. Elija un capitán que sepa dirigir el barco en forma recta y que siga las órdenes de Elohím. De otro modo, ambos serán desviados y junto con ustedes dos, todo el barco.
“Porque vendrán muchos en Mi nombre…” sigue advirtiéndonos Ieshúa. Todo debe consultarse con Elohím, antes de ser absorbido por nuestra mente y corazón. Preguntémosle a Él si lo que estamos siendo enseñados proviene de Él, porque “muchos vendran en Mi Nombre”.
ADONÁI es la brújula que hace que el barco de nuestra vida siga por un camino recto. Si confiamos en las brújulas humanas, podemos ser fácilmente desviados, y de hecho, muchos se están dejando desviar. Si usted está siendo enseñado que Ieshúa es el Mashíaj PERO NO ELOHÍM, que no desean que Ieshúa Elohím reine sobre usted. Consulte con Su Brújula en los Cielos. No siga dejándose engañar por “mandamientos de hombres”, porque ya no hay sangre que expíe por los pecados que cometemos si negamos a Ieshúa, como dice Heb. 10:23-27.
Ieshúa ben David viene muy pronto. ¿Está usted preparado para recibirlo como Elohím? ¿O su barco hace tiempo que está siendo desviado hacia otros rumbos? Todo aquel que cree en ADONÁI y en Ieshúa es judío por fe, injertado en el árbol judío de Romanos 11 y “copartícipe” de las bendiciones que Elohím tiene para todos nosotros, especialmente el Reinado de los Mil Años.
Elohím desea de nosotros una vida fructífera, una vida llena de bendiciones que vienen de Él, a través de nuestra obediencia. Toda “planta” que “no ha sido plantada por Él, será arrancada” (Mat. 15:13).
Nuestra obediencia es el timón de nuestro barco. Nuestra obediencia es la brújula ideal para nuestro viaje, que es la vida en esta tierra. Nuestras brújulas caseras no funcionan bien. Muestran los puertos a los que NOSOTROS deseamos llegar, no los puertos verdaderos que Elohím tiene para nosotros.
Si deseamos tener una vida como la que tuvieron Avrahám y Sarah, debemos vivir como Avrahám y Sarah: en total obediencia a ADONÁI y por lo tanto, en continuo crecimiento espiritual y mental.
Elohím desea darle un pan del cielo. ¿Está usted dispuesto a recogerlo y comerlo? Si es así, entonces, su herencia está con Avrahám y Sarah y su barco llegará a buen puerto.