Viernes, 13 Noviembre 2015 15:52

PARASHÁH TOLDÓT / GENERACIONES

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DIFUNDIENDO EL JUDAÍSMO MESIÁNICO RENOVADO PARA TODA LATINOAMÉRICA, LOS EE.UU. Y EUROPA

PARASHÁH 6
TOLDÓT / GENERACIONES

2 DEL MES DE KISLEV DEL 5776
14 DE NOVIEMBRE DEL 2015

Lectura de la Toráh: BeReshít/En el principio/"Gn." 25:19-28:9
Lectura de la Haftaráh: Malajíah 1:1-2:7

Por Julio Dam
Rébe Mesiánico Renovado

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COMENTARIO DE LA PARASHÁH
LA RELIGIOSIDAD VERSUS LA ESPIRITUALIDAD

Be Reshít/En el Principio/”Gen.” 25:30-33: “Y Esáv le dijo a Iaakóv: ‘¡Dáme de comer de ese guiso rojo, que estoy cansadísimo!’ Por eso (Esáv) fue llamado “Edóm” (de adóm=rojo). Y le dijo Iaakóv: ‘Véndeme ahora tu derecho a la primogenitura!' Y dijo Esáv: ‘Voy a morir, ¿de qué me sirve la primogenitura?' Así fue que Esáv estuvo de acuerdo en vender su primogenitura. Iaakóv le dio a él pan y guiso de lentejas. Esáv comió y bebió y siguió su camino, despreciando la primogenitura.“

Nuestro tema de esta semana se refiere a las distintas actitudes de Itzják y Esáv frente a Elohím y sus respectivas relaciones con Él y con las cosas de nuestra vida diaria.

Uno de los problemas principales de nuestra vida espiritual radica en que, algunos de nosotrosdependiendo de nuestro carácterprestamos mucha más atención a lo externo que a lo interno; a lo que se ve, que a lo que nadie, excepto Elohím ve. El resultado, algunas veces, es mucha religiosidad para que todos la vean y poca espiritualidad, que es totalmente interna, invisible para todos, excepto para nosotros mismos y para Elohím.

Este es el caso de Esáv, que en el judaísmo rabínico representa al cuerpo y, externamente, a Roma y al Cristianismo y al Mundo Occidental. Esáv vendió su derecho a ser el primer hijo por un plato de garbanzos, cediendo así a sus impulsos más urgentes y primitivos, sin permitir que siquiera su mente lo ayudara a decidir sobre qué era mejor para él; ni hablemos de su espíritu, totalmente dormido y vencido por sus sentidos, deseos y su mente carnal.

Esta lucha entre nuestro cuerpo y mente (Esáv) contra nuestro espíritu (Itzják) es una lucha diaria dentro de nosotros mismos, aún aquellos de nosotros que seguimos a Ieshúa ha Mashíaj y esto no es ninguna sorpresa, sino que así lo planeó Elohím cuando nos creó. Su propósito, sin embargo, era que venciéremos al cuerpo y a la mente por medio de Ieshúa dentro nuestro dirigiéndonos, como dice Rom. 8:14: "Porque son hijos de Elohím los que son dirigidos por el Rúaj de Elohím". Este "ser dirigidos" es algo de cada momento, del día a día, no algún momento "espiritual" ni ocasión religiosa, sino algo de todos los días.

CÓMO LLEGAR A SER ESPIRITUALES

La decisión principal de dejar de ser religiosos como Esáv y llegar a ser espirituales es nuestra y de nadie más. Nosotros somos los que debemos decidir qué vamos a hacer con nuestra vida religiosa y con nuestra vida espiritual. Nadie debe pensar que Esáv no era religioso, o que no creía en Elohím. Él creía en el Elohím en que su padre Itzják creía. Lo que sucedía es que “habían cosas mucho más importantes que ésas” para él, como todo lo inmediato, todo lo material. Es por eso que catalogaríamos a Esáv como el prototipo del Siglo 20 y 21: el materialista por excelencia. “¡Dame ese guiso rojo AHORA!” es la exigencia del mundo materialista que nos rodea. "¡No me lo des mañana, ni la semana que viene, sino AHORA!"

No había ateos en ésa época: ésa es una enfermedad espiritual bien moderna; comenzó a mediados del siglo 18 en Europa y de allí se propagó por todo el mundo hasta conquistar gran parte de la mente del mundo Occidental de hoy.

El problema con Esáv era que era religioso, pero no espiritual. Le preocupaba más la opinión de los demás que la opinión de Elohím, y por sobre todo, le preocupaba más sus propios asuntos, especialmente los que tenían que ver con el "día a día."

El hombre carnal, del cual Esáv es prototipo, se preocupa del “ahora” y del “ya”; no “pierde el tiempo” con filosofías, ni con especulaciones “difíciles” como ser: “¿Dónde voy a ir después de muerto?” o “¿Para qué hemos nacido?” Esas son cosas en que no valen la pena pensar—para hombres como Esáv. Su barómetro es su estómago, y los demás órganos de su cuerpo, que le exigen cosas: “¡Dame de ese guiso rojo, AHORA!” y otras demandas parecidas.

Iaakóv, en cambio, sabía y ansiaba lo material como cualquier ser humano, pero no perdía de vista lo espiritual tampoco, y entendía que lo último tenía prioridad sobre lo primero y ése era el orden en que debía basar su vida. Si le daban a elegir entre su cuerpo y su espíritu, él elegía la vida del espíritu y eso lo convirtió en Áv/Padre del Pueblo Judío.

Como dice Matitiáhu 13:44: “También, el Maljút Shamáim/Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y contentísimo, va y vende todo lo que tiene y compra aquél campo”. Iaakóv era un hombre que sabía comprar las cosas espirituales que Elohím pone en nuestro camino. Todo lo contrario de Esáv, que vendió lo único valioso que tuvo en toda su vida, ¡y para colmo, por un guiso de lentejas!

Aquí tenemos dos ejemplos de dos estilos de vida y de dos tipos de decisiones. Iaakóv representa el estilo de vida que busca a Elohím y aprecia los regalos que Él nos da—y que NO debemos vender, a ningún precio, porque no tienen precio. Elohím nos regala buena salud todos los días, pero no la apreciamos, hasta que tenemos MALA salud. ¡Allí sí que suspiramos por los días en que éramos sanos! Elohím nos regala un cuerpo que respira bien, que tiene dos pies y dos manos, una boca, dos ojos que ven bien, pero no lo apreciamos, hasta que perdemos temporalmente el uso de algunos de estos órganos, y ¡ALLÍ SÍ que comenzamos a apreciar los tesoros en los Cielos que teníamos! ¿Cuánto vale una pierna para usted? ¿Un ojo? ¿Una mano? ¿El respirar bien? ¿El comer y digerir bien? Sólo nos damos cuenta de su valor cuando “los vendemos” como hizo Esáv. Pasa el tiempo y allí recién caemos en la cuenta de los regalos que Elohím nos había estado dando toda la vida y que no habíamos apreciado nunca.

Sin embargo, como Esáv, queremos más y más cosas: otro automóvil, otra casa mejor, más grande; un anillo que vimos en una vidriera, una camisa de color bonito. Ansiamos cosas, más y mas, AHORA, como Esáv. Y estamos dispuestos a vender el tesoro de que habla Matitiáhu para comprar esos “tesoros” del siglo 21 en que vivimosespecialmente si son de marca.

Tendríamos que aprender a vender, como nos aconseja Matitiáhu, lo que nos envenena el corazón; las palabras hirientes que nos dijeron; los desprecios; los fracasos en nuestra vida; nuestras relaciones interpersonales que no funcionan; el hambre de poder, de dinero, de gloria, de control sobre los demás; eso es lo que tendríamos que poner en venta.

Y aprender a comprartodos los díastodo lo contrario: el shalóm shalóm/la paz completa de Elohím, el ósher/felicidad, el aprender a escuchar Su voz y entenderlo, Su amistad, que es eterna; el poder vivir en Su compañía todos los días y el tener tiempo para hacerlo, lo cual se gana con nuestras oraciones y nuestras ambiciones espirituales, no carnales. La "pregunta del millón de dólares" es: ¿cómo se hace eso?

Esto nos recuerda una frase judía: "Papá, ¿dónde está Elohím? "Hijito, donde tú le dejes entrar."

¿Cuándo fue la última vez que lo hemos dejado entrar en nuestras vida tan "ocupadas"? El tema es más fácil de lo que aparece de afuera. Lo primero que debemos hacer es DECIDIRNOS a estar un tiempo con Elohím, a volvernos espirituales y no religiosos. La decisión es muchas veces lo más difícil, porque, emocionalmente es como traspasar una montaña a pie. Hace falta mucho, mucho coraje y mucha energía para pasar una montaña para alguien como usted y yo que nunca hemos hecho alpinismo. Pero el alpinismo comienza con una decisión: "¡Voy a subir una montaña sí o sí!" De allí en adelante, todo es "cuesta abajo." Lo mismo sucede con Elohím. Debemos DECIDIRNOS a escalar la montaña espiritual. Una vez que hemos hecho la decisión y hemos comenzado a apartar un tiempo para estar en Su Presencia, todo es "cuesta abajo" como en el difícil alpinismo.

El segundo paso para ampliar nuestra vida espiritual es lograr una relación íntima con Elohím día tras día, no una vez al año ni un par de veces al mes, sino algo regular, sistemático. Esto, ni es fácil ni va a hacer las cosas más fáciles para nosotros en nuestra vida diaria, ya que a ha satán no le hace ninguna gracia lo que estamos a punto de comenzar y va a hacer todo lo posible para hacernos la vida imposible para impedir que sigamos adelante, ya que está perdiendo un "cliente" espiritual. Nosotros debemos estar en guardia hacia esto y preverlo, porque ya lo han leído aquí y ya saben que así mismo va a suceder, pero eso no debe detenerlos para nada. Si esto los detiene, entonces, no van a poder seguir más adelante, cuando la "escalada" al monte se haga más y más difícil.

El Talmúd enseña algo que está en el Tanáj: "Todo está en las manos de Elohím excepto el temor a Elohím" (Is. 11:2). ¿Qué quiere decir el Talmúd con ésto? Que Elohím controla todo, excepto nuestro temor a Él, que es parte de nuestro libre albedrío: podemos no tener ningún temor a Él, con lo que NUNCA vamos a acercarnos a Él o podemos pedir en oración y tener este "espíritu de temor" de que habla Is. 11:2.

El temor a Elohím es el principio de la sabiduría/jajmáh" dice el Tanáj en Mishléi/"Prov." 1:7 y no lo dice en balde. No hay NADA que podamos obtener y llegar a ser con Elohím SIN tenerle temor. Nosotros somos como un empleado que somos contratados por un potentado. ¿Será que somos de confianza, o le vamos a robar en cuanto tengamos la primera oportunidad? Elohím debe primero ver que somos "un empleado" de confianza antes de confiarnos Sus secretos. ¿Será que lo somos? La respuesta está en si llegamos a tener ése "espíritu de temor" de que nos habla Is. 11:2. Notemos que es un "espíritu/rúaj" y que, por lo tanto, tenemos que pedirlo para obtenerlo. Cuando lo tengamos, estamos en la posición adecuada para tener sabiduría de lo Alto, de Elohím y para recibir revelación de lo Alto, de Elohím. La mayor sabiduría que podemos recibir es "conocerme y entenderme" como dice Irmiáhu/"Jer." 9:23-24. El conocer a Elohím es lo máximo que nos puede suceder en nuestra vida espiritual y en nuestro "alpinismo espiritual."

El tercer paso es orar pidiendo a Elohím que nos ayude a ascender espiritualmente, no importa cuántos ataques tengamos y que nos guarde de ellos (porque vendrán) bajo Su Talít (Teh./"Sal." 91:5). Elohím desea vernos luchar para alcanzarlo. De otro modo, parece todo una "moda" más, un capricho nuestro y Él no está para satisfacer nuestros caprichos, sino para acercarnos a Él, a aquellos que lo deseamos de verdad.

El cuarto paso es cambiar nuestra perspectiva de las cosas: si antes íbamos detrás de lo material, ahora debemos cambiar de rumbo; eso no quiere decir que no debemos buscar para el sustento diario; sí significa que no debemos hacer del sustento un dios y buscarlo todos los días, sino encargárselo al Unico Elohím y Él proveerá. Este cuarto paso va a traer un cambio en nuestra perspectiva del mundo/perspectiva olamít, en nuestra cultura y en nuestra conversación, ya que todo va a dejar de girar alrededor del dinero y de nuestro empleo y comenzar a girar alrededor de Elohím y de cómo agradarlo y acercarnos a Él.

El otro camino es la religiosidad y el mostrarnos como muy religiosos a los ojos de los demás, mientras que nosotros, y nuestros familiares y especialmente Elohím, saben la verdad: que sólo tenemos una pintura blanca encima de religiosidad y de "santidad" pero que, en realidad, es sólo eso: una pintura.

Tenemos dos caminos y siempre los hemos tenido: el camino de Itzják, que nos lleva a alturas cada vez más sublimes con Elohím. Y el camino de Esáv, que, quizás, nos brinde "guisos cada vez más rojos y sabrosos" pero que, al final del camino, terminan en nada.

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