Se les transmite, tanto directamente como indirectamente—a través del ejemplo de vida de sus padres—el rico legado cultural y mental que cada niño judío mesiánico hereda de sus padres a través del Jinúj, de la educación y el entrenamiento continuo, a través de toda su infancia y adolescencia. Esta educación y entrenamiento directo e indirecto, por el ejemplo, nuestros niños lo darán, en su tiempo, a sus propios hijos, en una herencia sin fin, que trae innumerables bendiciones de Elohím, que está supervisando todo desde Su Trono.
El niño que se acostumbra con gozo y entusiasmo a una vida de observancia de las mitzvót, es muy probable que elija seguir en ese camino, una vez que llegue a la adultez.
El entrenamiento/jinúj moldea al niño en rasgos de carácter positivos (desde el punto de la Toráh), y quitando los rasgos negativos (para Elohím). Forma un alma judío-mesiánica con una perspectiva de Toráh y mesiánica, en cuanto a la Naturaleza y rol de Ieshúa en nuestras vidas, y con esa perspectiva judía y mesiánica le provee de las herramientas mentales y emocionales para enfrentarse con las vicisitudes de la vida, para amar a Elohím, a Ieshúa y al Rúaj ha Kódesh y para tener una confianza inalterable y tremendamente firme en Él que le permita vivir una vida judío-mesiánica completa y llena de Sus revelaciones y enseñanzas.
Dijo el Rébe Ieshúa en Mt. 18:3: “En verdad yo les digo que si no se vuelven como niños, jamás van a entrar al Reino de los Cielos”. “¿Qué quiso decir con esto?” muchas veces nos preguntamos, sin entender en su profundidad su frase. Es que los niños son esponjas, mental y emocionalmente hablando, que absorben todo lo que escuchan y ven, sin chistar, sin discutir, y sin cuestionar nada, y así debemos ser nosotros con lo que el Rúaj ha Kódesh nos revela y nos dá.
LAS TRECE VIRTUDES DEL JUDÍO MESIÁNICO RENOVADO
En el judaísmo se destacan seis virtudes, que unidas a las siete del judaísmo mesiánico renovado, producen por lo menos trece virtudes en total, que todos tendríamos que practicar y especialmente, enseñar a nuestros hijos y nietos y miembros de la sinagoga mesiánica.
Estas siete virtudes del judaísmo mesiánico renovado son: acercarnos lo más posible a Elohím; seguir la verdad de Elohím y sólo la verdad; buscar jajmáh/sabiduría de Elohím; tener pensamientos de shalóm; hacer tesoros en los Cielos; vivir unidos con Ieshúa ha Mashíaj en nosotros y hacer Su Voluntad, y no la nuestra; y dejar de pecar y cumplir los Mandamientos.
Iaakóv 4:8: “Acérquense a Elohím, y Él se acercará a ustedes”.
Primero, el acercarnos lo más posible a Elohím debería ser nuestra prioridad número uno, ya que es la base de nuestra vida futura con Él en los Cielos, eternamente. De no buscar esto, todo el resto no tiene realmente valor, porque no tendremos una relación en la cual basar nuestra vida espiritual, por lo que el resto de lo que hagamos no tiene ya importancia alguna, no importa lo bien que estemos en los otros temas. Tenemos que meditar en este punto y tomar una decisión en nuestras vidas de modo de cambiar en esta dirección: hacer todo lo posible para acercarnos a Él en nuestros pensamientos, en nuestra conversación con Él, y en nuestra vida mental y emocional con Él. Todo se basa en el conocimiento de que esto debe ser nuestra prioridad número uno y basado en esto, hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograrlo. Dice en Lc. 9:25: “¿De qué le sirve al hombre si gana el mundo entero y se destruye o se pierde a sí mismo?”
Ef. 4:15: “… Si Elohím lo desea, viviremos y haremos esto o aquello”.
Segundo, el seguir la verdad de Elohím y sólo Su verdad es una de las cosas más importantes que podemos hacer, después de acercarnos a Él lo más posible. Hay muchas “verdades”, pero hay muchísimas más verdades mezcladas con una enorme cantidad de falsedades, mentiras y engaños del enemigo, para confundirnos y no permitirnos llegar a la verdad de Él. Debemos entender esto, aceptarlo, y decidirnos buscar Su Verdad y nada más que Su Verdad, no importa el costo, aunque es muy alto: rechazo de los que nos rodean; de nuestros familiares muchas veces, de casi todos los que conocemos, por una razón u otra, quienes cortan las relaciones con nosotros porque “nos volvimos locos” o “raros”, o “fanáticos religiosos”, aunque ellos lo sean igual.
Iaakóv 3:17: “Pero la sabiduría que es de lo alto, es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
Tercero, el buscar la jajmáh/sabiduría de Elohím debería ser nuestro próximo paso, después de haber hecho y seguir haciendo los dos primeros, ya que allí están escondidos los secretos mejor guardados del Universo, literalmente hablando. La jajmáh/sabiduría de Elohím viene por revelación. Debemos pedir Rúaj de revelación/guilúi para acercarnos a las Verdades que Él tiene para nosotros. Hay otras verdades que no son para los seres humanos, aunque muchos las buscan y las encuentran, “cortesía” de ha satán, como la Nueva Era, las múltiples religiones, y la Kabaláh. Estos últimos son secretos que no debemos escudriñar, pero que las personas son engañadas a hacerlo, por no entender la diferencia entre los secretos permitidos por Elohím de ser descubiertos, y aquellos que no debemos escudriñar para nada, sino, al contrario, apartarnos de ellos.
Fil. 4:7: “Y el shalóm de Elohím, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Mashíaj Ieshúa”.
Cuarto, el tener pensamientos de shalóm, y el quitarnos todo pensamiento y sentimiento negativo, que tanto daño nos hace, aunque no nos damos cuenta. Nuestro día está hecho según nosotros lo queramos, no según las circunstancias que nos acontecen. Si es nuestra férrea voluntad el hacerlo, tendremos una vida llena de shalóm de Elohím, ya que sólo viene de Él el shalóm verdadero, espiritual, y nos libraremos de todo pensamiento y sentimiento negativo que nos persigue y nos obsesiona.
Mt. 6:20: “Sino háganse tesoros en los Cielos, donde ni la polilla ni la herrumbre comen, donde ladrones no minan ni hurtan”.
Quinto, el hacer tesoros en los Cielos. Estos tesoros existen, y son los que están insinuados en el vers. 21: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. ¿Qué tenemos en nuestro corazón este año? Esta es la pregunta del millón de dólares. Si estamos deseando un automóvil nuevo, o una nueva casa, nuestro corazón está en el lugar equivocado. Si deseamos una mejor relación con Elohím y los regalos/matanót del Rúaj, como, por ejemplo, el regalo de la profecía, el escuchar la Voz de Elohím, estamos en el lugar correcto.
Ioj. 17:23: “Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfectamente unidos; para que el mundo conozca que Tú me has enviado”.
Sexto, vivir unidos con Ieshúa ha Mashíaj en nosotros y hacer Su Voluntad, y no la nuestra. Elohím vino como Ieshúa por varias razones, entre ellas, y una de las más importantes, para poder dirigirnos desde adentro de nosotros mismos, desde nuestro espíritu/rúaj, a través de vivir allí y que nosotros dejemos nuestros deseos carnales y vivamos pendientes de Su voluntad, y no de la nuestra. Si logramos esto, habremos logrado lo máximo en espiritualidad, ya que estaríamos siendo guiados continuamente, minuto a minuto por Elohím “vestido de Ieshúa”.
1ª Ioj. 3:4: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la Toráh; pues el pecado es infracción de la Toráh”.
Séptimo, dejar de pecar y cumplir los Mandamientos. Elohím no dejó los Mandamientos sólo para que los leamos, ni para que los judíos por sangre los cumplan, como lo hacen los ortodoxos. Los dejó allí para que también los judíos mesiánicos/mesiánicos renovados los cumplan lo mejor que puedan, y así dejar de pecar, tanto en la mente, como en el habla, como en la acción. Esta séptima virtud tiene mucho que ver con las seis virtudes del judaísmo no mesiánico, a continuación.
Las seis virtudes del judaísmo (no mesiánico) son: la hospitalidad/hajnasát orjím; la visita a los enfermos, el estudio de la Toráh, la educación y entrenamiento de nuestros hijos (y nietos), la visita a los enfermos, y el juzgar con liviandad a nuestro compañero/reá.
Avrahám es un ejemplo clásico y excelente de la hospitalidad a las visitas/hajnasát orjím. No hubo nadie como él en la historia del pueblo judío que practicara con tanta diligencia, como podemos leer en esta parasháh, la atención a las visitas, que en este caso eran malajím/ángeles de Elohím, nada menos. Ni sabemos cuándo un oréaj/huésped, en realidad es un málaj de Elohím, ni quizás lo sabremos nunca, hasta estar en Su Presencia. Quizás ya hemos tenido un málaj de visita, pero nunca lo notamos, como bien lo dice Heb. 13:2: “No olviden la hospitalidad/hajnasát orjím, porque por ella, algunos, sin saberlo, hospedaron malajím”. Esta virtud era mucho más valiosa en la época de Avrahám que en la nuestra, ya que un huésped/oréaj venía del desierto y estaba usualmente hambriento y sediento, necesitado de dormir y extremadamente cansado, algo que no se da en nuestros días con los huéspedes actuales. De igual forma, debemos pensar en esto, acentuar nuestra hospitalidad y especialmente, enseñarla a nuestros hijos y nietos en la práctica, para que no sólo oigan hablar de ella, sino que la vean puesta en práctica.
Si nos acostumbramos a hacer este jinúj/entrenamiento para nosotros mismos, y para nuestros hijos y nietos, habremos puesto los cimientos de un enorme edificio que va a aguantar cualquier movimiento telúrico, ya sea emocional o físico, ya que estará sustentado por Elohím mismo, quien es el nos dará fuerzas y dará fuerzas a nuestros descendientes, quienes serán bendecidos sin saber siquiera cómo ni de dónde con grandes bendiciones de Elohím.
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PACTO RENOVADO DE ESTUDIO CON COMENTARIOS DE LAS RAICES HEBREAS
COMO SER AMIGO DE ELOHIM
VOLVIENDO A LAS RAICES
CONTESTANDO PREGUNTAS SOBRE MESIANISMO