Hay dos clases de peregrinaje por el desierto: uno es sin conocer a Elohím, el cual es muy duro, a veces, fatal, ya que no conociéndolo, hacemos cualquier cosa, con tal de sobrevivir. Y “cualquier cosa” puede llegar a sernos fatal, y muchas veces lo es, si no en esta vida, es en la vida eterna, que el que no tiene a Elohím no tiene ni idea que existe, ni cree que la hay.
La otra clase de peregrinaje es mucho más fácil, ya que vamos con Él a nuestro lado, invisible, como dicen las palabras de Dvarím arriba: “Durante cuarenta años LOS HE TRAIDO POR EL DESIERTO”. ¿Cómo los trajo? ¿De la mano? Sí, aunque ninguno de los judíos se dio cuenta, pero Él estaba con ellos, por eso dice “los he traído”.
El desierto es una metáfora de nuestra vida terrenal. Es un lugar lleno de problemas y de dificultades, donde no se sabe cuándo ni de dónde van a saltar un par de lobos salvajes mostrándonos los dientes, ni de dónde salió esa serpiente venenosa que amenaza nuestras vidas, con sus ojos fijos en nosotros. Hay lobos salvajes y serpientes venenosas en la vida de todos nosotros, por si no nos dimos cuenta todavía.
Deberíamos hacer un recuento de las cosas que Elohím ha hecho en nuestra vida en el desierto hasta ahora. ¿Qué ha hecho Elohím en SU vida hasta ahora? Tómese el tiempo, especialmente en Shabát, y haga una lista en un cuaderno de las cosas que (1) Elohím hizo en su vida; (2) que está haciendo en su vida; (3) de las cosas de las cuales Él lo salvó; y (4) cómo agradecerle a Elohím por todo lo que hizo y sigue haciendo por nosotros.
La lista debería ser bastante larga; cuanto más sabiduría tenga usted, más larga debería ser, porque la sabiduría nos da la pauta que nos falta para ver la Mano de Elohím en todo lo que hacemos y lo que nos ha evitado hacer, o cometer, por no saber, o por casi haber caído en las trampas del enemigo, si no fuese por Su guía, invisible, pero totalmente presente en el mundo espiritual.
LO QUE ELOHÍM HIZO POR NOSOTROS
En primer lugar, nos trajo a Él, el Único Elohím del Universo, ya que hay millones de dioses, pero un solo Elohím DE ISRAEL, y nosotros somos parte de Israel, algunos por sangre, algunos por fe, y otros por ambas ramas. Esto es fácilmente olvidable, o tenido a menos, pero es una bendición que sólo muy pocas personas tienen.
En segundo lugar, automáticamente, este judaísmo mesiánico nos brinda la identidad y la auto-identidad (lo que sabemos que somos) auténtica. Sabemos y sentimos que somos judíos y mesiánicos, ambas cosas a la vez, porque creemos y tenemos a Ieshúa, que ofreció Su Sangre por nosotros.
En tercer lugar, nos sigue alimentando en el medio del desierto que es nuestra vida con comida de los Cielos, cuando la mayoría de los que pasan por un desierto no tienen lo que comer. Esta comida es espiritual y mental y continua. No es un plato por año, ni por semana, sino tres comidas por día, continuamente, comida fresca y sabrosa, como sólo Elohím puede cocinar para nosotros.
En cuarto lugar, para aquellos que estamos cerca de Él, Él nos enseña a pelear contra nuestro enemigo, ha satán y su ejército, de modo de no dejarnos vencer por cualquier tropiezo ni ataque espiritual disfrazado de cualquier otra cosa. No sólo Elohím nos ha enseñado a luchar, sino a no dejarnos vencer nunca, y a devolver dos golpes por cada uno que nos envían, para mostrarle nuestra determinación al enemigo espiritual de que no está tratando con pobres criaturas indefensas, sino con soldados de Elohím, bien entrenados y bien armados.
En quinto lugar, nos hizo entender el valor eterno de la vida, que no sólo se compone de los pocos años que tenemos sobre la tierra, sino de la vida eterna, que la podemos pasar con Él, en interminable alegría y gozo en el Gán Éden/Paraíso, o en el otro lugar, un lugar de eterno tormento para aquellos que nunca lo conocieron, o si lo conocieron, no hicieron mucho caso a las advertencias que Elohím les envió a través de gente, y de situaciones en sus vidas. Debemos vivir en temor de Elohím, teniendo cuidado de lo que pensamos, decimos y especialmente, de lo que hacemos, porque vamos a dar cuenta de cada una de esas cosas.
LO QUE ELOHÍM ESTÁ HACIENDO POR USTED
¿Qué está haciendo Elohím en nuestra vida, por usted, específicamente? Aparte de lo arriba señalado, Él está dándole valores a nuestra vida que nunca antes tenía. Como dijo alguien “La vida es mucho, para ser insignificante”. Sólo no es insignificante cuando lo tenemos a Él a nuestro lado, enseñándonos, acompañándonos, guiándonos, bendiciéndonos, y bendiciendo a nuestra familia, hijos, nietos y biznietos, por nuestra decisión de estar con Él. Toda nuestra familia se beneficia y es bendecida por nuestra decisión de estar con Él, aunque ellos no lo noten, ni quizás nunca se enteren.
Esto es exactamente lo que sucede con el pueblo judío en toda la historia: por la bendición de los ancestros, todo nuestro pueblo es bendecido y fue bendecido por siglos y siglos, aunque el mundo no quiere ver esta realidad. Con una población de sólo catorce millones de personas, que representa el 0,2 por ciento de la población mundial, recibe un increíble cuarenta y siete por ciento de los Premios Nobel, por lo menos en 1987, un año en que llevamos la cuenta. ¿Cómo se explica tamaña desproporción? Es la bendición de Elohím, el que es Dueño y Señor de todos los inventos y secretos científicos, a Sus hijos, los herederos de Su Pueblo, por los méritos de sus patriarcas y antepasados más cercanos.
Usted, mi querido hermano en el Mashíaj, si es judío mesiánico, y por eso está leyendo esta parasháh, está injertado en el árbol judío de Romanos 11:17 y por lo tanto usted también es un judío, a los ojos de Elohím, y merecedor de las mismas bendiciones que los judíos de sangre mencionados arriba. Esa es otra cosa más que Elohím está haciendo en su vida.
Lo que debe tratar de hacer es aprender hebreo, y orar pidiendo un “ídishe kop”, una “mente judía”, ya que, con ella, usted va a ver el mundo de una perspectiva que sólo un judío la ve, y uno que está con Elohím, que es mucho decir. No es sólo una expresión más, sino que es algo muy valioso que Elohím está dispuesto a darle, para ver las cosas como Él las ve, y como Su Pueblo las ve.
Como ya dijimos en las parashót pasadas, Elohím lo quiere llevar a conocer Su Toráh, para transformarlo en una persona dentro de un marco moral y ético, y no alguien que no sabe qué hacer, y hace cualquier cosa, cosas buenas, pero la mayoría de ellas, cosas inadecuadas y prohibidas por Elohím. El ídishe kop le trae una mente diferente, de Él, mientras que la Toráh le trae una conducta diferente, una conducta como la que Él desea que tengamos.
El saber hebreo le da conceptos de Elohím que no va a encontrar en ningún otro idioma, aparte de hacerle entender por vez primera el Pacto Renovado, de acuerdo a la cultura y el idioma original judío, el hebreo.
DE LO QUE ELOHÍM NOS SALVÓ-SIN QUE LO NOTEMOS
Elohím nos ha protegido y salvado de muchísimas cosas y sucesos, sólo que no lo notamos, porque Él no lo anuncia, ni nos lo dice, sino que somos nosotros quienes debemos comenzar a notarlo, para agradecerle en oración, y reconocer que Él está guardándonos y cuidándonos continuamente, sin que nos demos cuenta.
Hay una sinnúmero de trampas y de estratagemas que ha satán trata de hacernos para dañarnos de una o de otra forma. Elohím trabaja activamente en diluir o hacer desaparecer unas y otras de nuestro camino, para despejarlo y que tengamos una vida lo mejor posible.
Ha satán y su ejército ha llenado el mundo de pecados en forma de conceptos, conversaciones, opiniones, reglas de conducta, y modas, que difunde por los medios de comunicación y la sociedad, compuesta por nuestros amigos no creyentes y compañeros de trabajo o de estudio, para que caigamos en esas trampas de pecado. Estas son las más sutiles de todas, ya que al estar con nuestros amigos, creemos que estamos en seguridad, y que estamos bien haciendo lo que ellos hacen, aunque no sean judíos mesiánicos, ni siquiera creyentes.
Estas son situaciones muy sutiles que no notamos, porque creemos que están bien, al hacerlas los que nos rodean todo el día, como compañeros de trabajo y de estudio, o los de nuestros hijos y nietos, pero, poco a poco, sin que nos demos cuenta, se nos contagian los conceptos y las costumbres, las palabras y los actos.
Pero a muchos de Sus hijos, a los que están preocupados por seguirlo, y a los que se preocupan de seguirlo a Él y a Su Toráh, Él los protege de estas trampas y estratagemas sutiles y les hace ver la verdad detrás de cada concepto, costumbre y moda, aparentemente inocente y sin valor espiritual.
Aparte de esta parte escondida y muy sutil, hay cosas igualmente escondidas pero no tan sutiles de las cuales Él nos salva, que son de accidentes, enfermedades, problemas de todo tipo (judiciales, policiales, sociales, familiares), que muchos de nosotros ni vemos que nos están asechando en nuestra vida diaria, pero que Él, sutilmente, sin que lo notemos, aparta de nosotros, y lo dirige fuera de nuestro alcance, pero a nosotros no nos toca. Cuando las otras personas son tocadas por estos problemas, es recién cuando nos podemos dar cuenta de cuánto Elohím, nuestro Ába/Papito, nos guarda y nos protege, sin que nos demos cuenta siquiera.
CÓMO AGRADECERLE A ELOHÍM
En primer lugar, debemos entender la extensión y amplitud de nuestro agradecimiento a Elohím por todo lo que está haciendo e hizo por nosotros, como lo hemos estado comentando más arriba. Debemos alabarlo y bendecir Su Nombre todos los días por todo lo que nos cuida, nos guarda, nos salva, nos protege, y desvía las trampas y estratagemas de ha satán en contra nuestra. Esto no debe ser una cosa que hagamos de vez en cuando, cuando nos acordemos, sino que todos los días debemos de acordarnos y darnos cuenta de lo que Él hace por nosotros y continuará haciendo, y agradecerle y bendecirlo continuamente por Su Bondad y Misericordia por nosotros, que no merecemos tantos regalos de Él.
En segundo lugar, debemos ser testimonio de que Él está con nosotros, para que los demás sepan y vean que Él vive en nuestro ser tripartito, y que Él está con nosotros, y nosotros con Él. Este “ser testimonio” significa ser un testimonio viviente, seguido, adquirir un carácter que esté de acuerdo con alguien que recibe estas bendiciones de Elohím y que, por lo tanto, está cambiado por Él, y lo sigue. Ése es el verdadero testimonio: nuestro comportamiento, nuestras palabras, nuestros actos, delante de los demás.
En tercer y último lugar, debemos amarlo con toda nuestra alma y todo nuestro “meód/esfuerzo”, como nos ordena Su Toráh, por todo lo que está haciendo, por todo lo que hizo, y todo lo que hará por nosotros en el futuro.
Debemos dar gracias a Elohím por Su Misericordia, ya que “Su misericordia es para siempre/le olám va éd” y esa misericordia, en este caso, se traduce en cuidado y en regalos espirituales, mentales y físicos a nosotros, Sus hijos, regalos que muchas veces ni notamos, como dijimos más arriba, porque estamos muy ocupados “viviendo” en el mundo, sin darnos cuenta de Su presencia al lado nuestro.