1. Que temas a ADONÁI tu Elohím/Ki im leir’át et ADONÁI Elohéija
El “Ir´át ADONÁI” es mencionado en el Talmúd, en el Tratado de Brajót 33b, implica que no hay nada más que Elohím pueda pedir de nosotros, porque NADA está en nuestras manos para decidir, ya que TODO lo que le sucede al hombre está determinado ya por Elohím. El hombre sólo decide si reconoce la Presencia de Elohím en todo lo que le sucede o no y si decide someterse a Su Voluntad no. Esta es la extensión de su libre albedrío (Rashí en su comentario en Brajót 33b).
El Ir´át ADONÁI cancela automáticamente cualquier otro temor que tengamos, digamos, a otras personas, como nuestros jefes, o familiares. Si tememos a Elohím, no hay hombre alguno ni poder político ni ideología que nos haga temer nada, porque nuestra meta es complacerlo a Él y no nos importan los demás ni les tememos. Esto también nos enseña que, entre complacer al hombre y complacer a Elohím, es mucho mejor tratar de complacer (haciendo Su Voluntad) a Elohím. Él tiene una memoria mucho más larga.
2. Que vayas por todos Sus caminos/laléjet bejól drajáv
¿Qué significan “Sus caminos”? El Tanáj dice: “Mis caminos no son vuestros caminos…” Él tiene para nosotros UN camino especial, para cada uno de nosotros. Por eso, no debemos asumir que conocemos Sus caminos, porque son diferentes para cada uno de nosotros. Como dijimos en una parasháh (porción de la Toráh) reciente, somos como miembros de una orquesta, cada uno tocando nuestro propio instrumento, pero en armonía hacemos un hermoso concierto, aunque no nos demos cuenta.
Hay cosas, sin embargo, que son comunes para todo, así como hay cosas comunes hasta para los miembros de una orquesta de música.
Una de ellas es la compasión y el preocuparnos y ocuparnos de los demás, especialmente de los necesitados/Guemilút Jasadím, comenzando por los de nuestra sinagoga mesiánica y siguiendo por aquellos que golpean nuestra puerta, ya que son enviados por Elohím mismo, como dice en Mt. 25:35: “Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis…”
Otra es la humildad/anaváh, lo opuesto al orgullo. Dice en Mishléi/”Prov.” 16:5: “La abominación de Elohím es todo aquel que es orgulloso de corazón”. Elohím NO contesta las oraciones de los orgullosos, según Is. 1:15: “Aunque multipliques tus oraciones, Yo no las aceptaré”. Dice en Mishléi 3:34: “A los humildes, les da Su favor”.
¿Qué es humildad? Es auto-anulación y un alma que no se ha agrandado a sí misma y que se considera nada. (No debemos confundir esto con un complejo de inferioridad, el cual debe ser tratado). Debemos ser, en todo momento, sentirnos no capaces en Sus ojos, y bajos de alma y blandos de corazón y de espíritu quebrantado.
¿Cómo conseguir esto? La fuente de la humildad (delante de Elohím) se encuentra en pensar, cuando vemos lo que nos dio y nos regaló, que no lo merecemos. Debemos pensar: “Todo lo bueno que hago (por los demás) no es nada, comparado con lo que podría hacer”. Esto debe hacerse, no para quedar bien, no para verse bien a los ojos de los hombres, sino a los Ojos de Elohím. De aquí nace la humildad. No sólo debemos humillarnos delante de Elohím cuando nos pasó algo desagradable, o cuando alguien de nuestra familia muere, sino en todo momento, en cada día, cuando pensemos en lo que somos realmente.
Debemos humillarnos delante de los que son menos que nosotros—social o financieramente; eso es humildad. Debemos humillarnos delante de nuestros talmidím/alumnos. Cuando entendamos y veamos con nuestros propios ojos que Elohím nos puede enseñar algo de la persona más “insignificante” a nuestros ojos, comenzaremos a tener la humildad que El desea que tengamos.
3. Que lo ames/Uleahávtah otó
“¿Cómo puedo amarte, si no te conozco, ni sé quien eres?” le dije a Elohím hace 26 años, cuando acepté a Ieshúa como mi Mashíaj, con mucha vergüenza, pero con mucha franqueza, porque no puedo ser hipócrita por mucho tiempo, y menos con Elohím. Esa fue la mejor oración que hice hasta el día de hoy. Elohím contestó con creces esa oración y me hizo conocerlo DE CERCA y mi vida nunca fue la misma desde entonces.
Hay muchas clases de amor: a los padres, a nuestros hijos, nietos, a nuestra esposa/o, a nuestra familia, a nuestros amigos y hermanos de la sinagoga mesiánica; a los placeres del mundo que nos rodea, el amor al dinero, al poder, a la fama. Pero hay un amor que está por encima de todos ellos y es sólo un pálido reflejo de él: el amor a Elohím y el llegar a Conocerlo íntimamente, como Él realmente es; algo que sólo aquél que tiene el Rúaj ha Kódesh puede llegar a hacerlo, y aún así, debe renunciar a muchas cosas para lograrlo.
Elohím marcó al que lo ama y al que no lo ama con señales concretas: “Si alguien me ama, que guarde Mis Mandamientos. El que no me ama no cumple Mis Mandamientos” (Ioj./”Jn.” 14:23-24).
¿Dice usted que ama a Elohím? ¡Pruébelo, comenzando a guardar Sus Mandamientos! Sus Mandamientos son Su “Manual de Conducta” para nosotros, Sus hijos. Si queremos estar bien a Sus ojos, si queremos aprender a amarlo, debemos aprender a obedecer Sus Mandamientos.
¿Desea aprender a amar a Elohím? Evite todo pensamiento, palabra o hecho o sentimiento que ofenda a Elohím, tal como está en Su Tanáj. Por medio de su aborrecimiento al pecado, usted mostrará y probará su amor a Elohím. Para una persona que ama, es natural cumplir la voluntad del Amado con exactitud.
Dice en la Tehiláh 119:127-128: “He amado Tus Mandamientos más que el oro y el topacio; por lo tanto, me dirigí hacia Tus Mandamientos y he odiado todo camino torcido”. La fidelidad a Elohím es una condición inalterable del amor. Sin esta condición, el amor se disuelve y se evapora.
La perfección del amor consiste en la unión con Elohím, lo cual trae todo tipo de bendiciones: espirituales, mentales y revelacionales, aparte de un shalóm interior, al saber con quién estamos. Pero, debemos entender que hay y habrá una lucha interior con nuestra naturaleza humana, la cual debe ser vencida por medio de armas espirituales que el mismo Elohím proveerá.
Con el amor a Elohím viene el amor ahaváh(sacrificial, espiritual) a los demás. Sin el primero, no podemos tener el Segundo. Este amor es un regalo/matanáh de Elohím para Sus hijos y es completamente espiritual. “Lo que nace de la carne es carne, pero lo que nace del Rúaj es rúaj” (Ioj. 3:6).
4. Que adores a ADONÁI tu Elohím con todo tu corazón y con toda tu alma/Velaavód et ADONÁI Elohéija be jól levja ubekól nafshéja
Adorar es establecer y mantener una relación íntima con Elohím día tras día, cada vez más y más estrecha: “con todo tu corazón, y con toda tu alma”.
Esta es la base de toda nuestra vida espiritual. Y la base de nuestra vida espiritual reside en Israel, el Pueblo Elegido por Elohím, compuesto de judíos por sangre y judíos por fe que han elegido seguirlo a Elohím, hace 4000 años como ahora seguimos a Elohím “vestido de carne” (Ioj. 1:14), con el nombre de Ieshúa, el Mashíaj prometido a Su Pueblo.
Si la base reside en Israel, debemos aprender del Pueblo Judío para adorar. Israel adora a Elohím con danza (Teh. 149:3; 150:4). No hay nada más agradable para Elohím que dancemos delante de Su Presencia. Es por eso que es lo que enseñamos en nuestra sinagoga mesiánica y donde nos invitan a enseñar sobre este tema y otros.
Adorar es expresar nuestro amor, nuestra amistad a Elohím con nuestro cuerpo, mente y espíritu. Por eso, el rey David era considerado favorito de Elohím, aunque su esposa lo criticó por danzar delante de Él (2ª S. 6:14-16) y fue castigada por Elohím por hacerlo.
5. Guardar los Mandamientos de ADONÁI y los estatutos que Yo te ordeno hoy para tu bien/Lishmór et Mitzvót ADONÁI veét kukótáv ashér anojí mzauja haióm levót lejá
Si hacemos todos estos cinco pasos previos, estaremos prontos para hacer Su Voluntad, que es CAMBIAR: hay dos maneras de cambiar: una es hacer Su Voluntad en cada momento del día a día: “Mis ovejas escuchan Mi voz y me siguen” (“hacen lo que les digo que hagan”), dijo Ieshúa, Elohím venido en carne.
La segunda manera de cambiar es que Elohím requiere de nosotros un cierto perfil moral y ético y no puede aceptar por mucho tiempo una persona que miente y engaña a sus familiares o clientes, que estafa o que se comporta de una manera que hasta el mundo no creyente considera que no es buena.
Para saber exactamente qué desea Elohím de nosotros en estas áreas, debemos estudiar los Mandamientos. Allí está el “Perfil Moral y Ético” que Elohím demanda de cada uno de nosotros. Esto no es algo que se puede lograr de la noche a la mañana, pero con paciencia, con aplicación y determinación, lo vamos a lograr.
¡Un Shabàt lleno de shalom!