Por Julio Dam
Rébe Mesiánico Renovado
Copyright © 2016 por Julio Dam. Invitamos a nuestros lectores a visitar nuestro sitio, www.beitshalom.org, con muchos artículos y parashót gratuitas y libros. Todos los derechos de autor reservados. Prohibida la reproducción, venta o la colocación en Internet, sin permiso escrito del autor. Toda colocación en Internet, reproducción en forma impresa, o enseñanza oral de esta parasháh, debe conservar y/o mencionar el nombre del autor y demás datos identificatorios. Los que violen este derecho de autor serán tratados por Elohím. Si usted desea suscribirse o des-suscribirse automáticamente a la parasháh y/o la Carta de Aliento de la Rabina, escriba su iméil en www.beitshalom.org. ¡Muchas gracias!
El capítulo 18:1-2 de Be Reshít, nuestra parasháh de esta semana, habla de cómo Avrahám se esfuerza por atender a sus invitados, lo que en hebreo se llama “hajnasát orjím”(recibimiento de huéspedes), aun cuando Avrahám acababa de ser circuncidado—a los 99 años! (¡Auch!).
¿De dónde sacó Avrahám esta cualidad de carácter, ya famosa en él, de dar? Pues, claro: de Iahvéh mismo! Elohím, si lo pensamos un poco, antes de crear el Universo, no tenía con quien hablar, con quién compartir nada, por lo que decidió crear el Universo y dentro de él, al hombre y especialmente al Pueblo Judío, para que sean Su pareja, Su Esposa (Jer.3:14), con la cual compartir y especialmente a quien DAR. El compartir, la amistad es uno de los secretos de un buen matrimonio, una base sólida para un matrimonio que dura. Una amistad se compone en gran parte de dar, una de las cualidades más destacables de Elohím, si no la MÁS destacable.
Ya que, como todos sabemos Avrahám era un “millonario”, como se lo llamaría hoy, ¿por qué no hizo que sus criados trajeran la comida para sus huéspedes, en vez de hacerlo todo él solo? Porque Avrahám había aprendido algo fundamental de Iahvéh: el ser dadivoso. El dar nos cambia; el dar nos hace pensar en los demás, en vez de pensar continuamente en satisfacernos a nosotros solamente. El dar nos hace SER más y más como Elohím y ésa no es una meta pequeña.
Podemos dar una multitud de cosas y en el Judaísmo Mesiánico Renovado (JMR) enseñamos y encorazonamos a nuestros miembros a hacerlo, ya que la tzedakáh (que literalmente es “limosna” pero que en el fondo comprende todo esto que estaremos hablando en esta parasháh) es fundamental para todo judío mesiánico, aparte de que es motivo de gran bendición para cada mesiánico renovado que la practique.
Por Julio Dam
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Be Reshít/En el Principio/”Gn.” 12:1: “Vete de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre a la tierra que Yo te mostraré”
Avrahám fue sometido a, por lo menos, cuatro pruebas de fe consistente en cambios, de parte de Elohím, pruebas que a veces no podemos ver, por falta de profundidad en nuestra lectura, pero que están allí. Y nosotros estamos también sujetos a pruebas, muchas veces semejantes. ¿Cómo las pasamos? ¿Cómo Avrahám o con más dificultad que él?
LA PRIMERA PRUEBA DE FE
La primera prueba es la que citamos arriba. Imaginémonos a nosotros, si viene Elohím y nos dice: “Vete de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré”. Si reaccionamos “normalmente”, automáticamente le diríamos: “¡Qué! ¿Cómo que “vete de la casa de tu padre? Elohím, ¿y quién me va a mantener? ¿De qué voy a vivir?” Y comenzaríamos a quejarnos: “¿Por qué me haces esto, Elohím? ¿Qué te hice de malo?”
No es nada fácil que alguien, ni siquiera Elohím, nos saque de nuestro estilo de vida, de nuestro entorno social, de nuestra familia, de nuestro estilo de vida, para llevarnos a un entorno totalmente desconocido y a un estilo de vida y familia totalmente desconocido, como lo hizo Elohím con Avrahám, el estilo de vida y el entorno de Él.
Una de las cosas que más nos cuesta es cambiar. Y ni hablar de cambiar de lo que hablamos más arriba, o, “¡Jas ve jalílah!” (“¡que nunca suceda!”), cambiar de religión. Ni siquiera queremos hablar de ningún cambio que nos lleve fuera de nuestro contexto mental y emotivo que está este tema.
Por Julio Dam
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Be Reshít/”Gn.” 6:22: “Y Nóaj lo hizo así. E hizo de acuerdo a todo lo que Elohím le ordenó”.
Lo que vamos a ver en esta parasháh es cómo Elohím organizó la vida de Nóaj, la cual estaba dentro de unos parámetros muy fuera del ámbito de Elohím y cómo Él lo rescató a él y a su familia, dándole el orden de cómo debía salir de este medio ambiente hostil y fuera del ámbito de Elohím en que se encontraba el mundo de aquel entonces.
Desde el vers. 13 al 16, se pueden leer las instrucciones bien específicas que Elohím le da a Nóaj acerca de cómo hacer el arca: de madera, cómo hacerla, y la ventana, y los tres pisos. Y en el vers. 17 le dice el porqué: viene el diluvio/mabúl, que arrasará la tierra habitada y todos, personas y animales morirán, excepto los que estén dentro del Arca de Nóaj.
Nosotros también necesitamos construir nuestra propia arca, que representa la seguridad en nuestras vidas, la cual viene por vivir bajo Elohím, sometidos a Él, y siguiendo sus constantes instrucciones. Si no hacemos esto, nos alcanzará el mabúl/diluvio que arrasa con el resto de la humanidad. Además, y sólo en nuestros días (no antes ni después), viene algo opuesto al diluvio, el fuego, que son los iamím ha kétz, los últimos días, por lo que con más razón debemos estar bajo Su protección constante.
Von Julio Dam
Messianisch Renovierter Rebbe
(aus dem Spanischen übersetzt von MK)
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BeReschít/Am Anfang/„1.Mose” 2,18: “Und es sprach ADONAI, Elohim: ‘Es ist nicht gut, dass der Mensch allein sei. Ich will ihm eine Gehilfin, ein Gegenüber für ihn‘ machen/eeséhlo Esrá kenégedló”
Es gibt drei Entscheidungen, welche die wichtigsten unseres Lebens sind: 1) den Elohim Israels, Ieschúa, als unseren HERRn und Retter kennenzulernen; 2) eine Karriere und einen guten und erfolgreichen Beruf zu haben; und 3) unseren künftigen Ehepartner kennenzulernen. Lasst uns nicht vergessen, dass die Menschheit mit der Ehe von Adám und Chaváh/Eva begann, und dass das triumphale Ende der Geschichte, das uns erwartet, die Vermählung Ieschúas mit Seiner jüdischen Verlobten (Kaláh), den messianischen Juden in aller Welt (sowohl nach Herkunft, wie nach Glauben) ist.
Die Ehe ist eines der perfektesten und klarsten Symbole unserer Beziehung zu Elohim. Elohim vermählte sich mit Israel (Hes.16). Er schloss mit ihr einen Heiratsvertrag, eine Ketubáh: den TANACH („A.T.“). Und Ieschúa wird sich sehr bald mit Seiner jüdischen Braut vermählen (Jer.31,31-37), mit der auch Er eine Ketubáh abgeschlossen hat: den Erneuerten Bund („N.T.“). Im „realen“ Leben ist der Erfolgr in der Ehe jedoch nicht selbstverständlich, sondern das Zusammenspiel mehrerer Faktoren.
Einer dieser Faktoren hat mit den Bünden zu tun. Die effiziente und dauerhafte Ehe ist eine Ehe, die sich auf einen Bund/Pakt/Brit gründet, genauso wie der Bund des Vaters mit Israel und der Bund Ieschúas mit den messianischen Juden nach dem Blut und/oder dem Glauben. Dieser Bund muss sowohl zwischen den Ehepartnern untereinander, wie mit Elohím geschlossen werden.
Por Julio Dam
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Be Reshít/”Gn.” 2:18: “Y dijo ADONÁI Elohím: ‘No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda opuesta a él/eeséhlo ezrá kenéguedlo’ ”.
Existen tres decisiones de lo más importantes que podemos tomar en nuestra vida, a saber: 1) conocer al Elohím de Israel, Ieshúa, como nuestro Amo y Salvador; 2) tener una carrera o una profesión o empleo duradero y exitoso; y 3) conocer a nuestro futuro cónyuge. No nos olvidemos que la raza humana comenzó con el matrimonio de Adám y Javáh, y que el gran final histórico que nos espera es el casamiento de Ieshúa con Su Prometida judía, los judíos mesiánicos de todo el mundo, tanto por sangre como por fe.
El matrimonio es uno de los símbolos más perfectos y claros de nuestra relación con Elohím, ya que Elohím se casó con Israel (Ez. 16), con la cual hizo una ketubáh (contrato de casamiento), que es el Tanáj y Ieshúa se va a casar muy pronto con Su Prometida Judía (Jer. 31:31-37), con la cual también hizo una ketubáh, el Pacto Renovado. Sin embargo, en la vida real, el éxito matrimonial no es algo normal, sino que es la conjunción de varios factores.
Uno de estos factores tiene que ver con los pactos. Un matrimonio eficaz y duradero, es un matrimonio fundado sobre un pacto/brít, como el del Padre con Israel, y el de Ieshúa con los judíos mesiánicos por sangre y/o por fe. Este pacto debe ser hecho entre los cónyuges entre sí, y con Elohím.
Por Julio Dam
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Moshéh, el más grande profeta del mundo, tuvo “mano poderosa y enorme poder” para ayudar a los bnéi Israel, los hijos de Israel. Se está refiriendo, claro, al Poder/Gvuráh de Elohím que fue manifestado tanto en Mitzráim, frente al poder de ha satán en el Paró, como en todos los actos de poder que Moshéh tuvo que hacer para conducir a su Pueblo por órdenes de ADONÁI Elohím. Muchos de nosotros buscamos Gvuráh de Elohím, pero no entendemos que jamás lo tendremos, si antes no cumplimos varios pasos previos. La Gvuráh de Elohím viene después de un largo proceso de ser un talmíd a los pies del Rabí de Rabaním (“el más grande rabí de todos”), Ieshúa ha Mashíaj. Pero para tener esta Gvuráh, una de las condiciones es un crecimiento espiritual continuo. Esta clase de crecimiento no viene sin una constante revisión de nuestro interior y exterior, es decir, de nuestro carácter y comportamiento (interior) y de nuestra doctrina (exterior).
El reflexionar, tanto en nuestros errores pasados, como en nuestros logros, es una técnica usada no sólo por Moshéh, sino nada menos que por el ex-Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, cuando él era el Comandante en Jefe del Ejército Israelí (ahora en coma hace ya varios años).
En su biografía, "Sharon, el Guerrero, una Autobiografía", págs. 94-96 dice: "Traté de instilar la idea de que habían lecciones en todo lo que hacíamos, que podíamos todos aprender continuamente. La herramienta básica para esto es el informe después de la acción. Después de patrullar o de acciones, traíamos a los oficiales y soldados juntos para discutir la operación--a todos, desde los más jóvenes hasta los más experimentados... Cada uno hablaba de sus órdenes, cómo las llevó a cabo, cuáles habían sido sus problemas, cuáles eran sus soluciones. Yo insistía en la absoluta necesidad de total franqueza y verdad. Todos nosotros teníamos nuestras flaquezas así como puntos fuertes, y yo quería conocerlos en detalle. Quería entender cada elemento que entraba en la conducta de la batalla, tanto nuestro como de nuestro enemigo. No sólo quería la verdad, sino la verdad en detalle. Lo que esto significaba era que yo los otros comandantes pudieron ser capaces de analizar y sacar conclusiones de las experiencias de los hombres. Era un desarrollo permanente de una operación a la siguiente. Estudiábamos cada aspecto de su comportamiento, en particular sus puntos de crisis.¿Cuáles son los momentos más cruciales de la experiencia de un soldado, de la experiencia de un oficial, en las relaciones entre ellos? ¿Cómo resolver los problemas que estas crisis presentan? (Los subrayados y la negrita son nuestros, para énfasis.)
Por Julio Dam
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Dvarím/Palabras/”Dt.” 32:1-2: “Haazínu/Escuchen los Cielos y hablaré y que atienda la tierra los dichos de mi boca. Y mi enseñanza descenderá como lluvia, como rocío fluirá mi mashál/comparación/ ”parábola”, como tormenta sobre la vegetación y como gotas de lluvia sobre los pastizales”.
A primera vista, el discurso de Moshéh aparece como algo metafórico. Después de todo, ¿quién comienza un discurso dirigiéndose a “los Cielos y la Tierra”? Sin embargo, no hay nada metafórico en este discurso de Moshéh. Por el contrario, es un discurso espiritual, dirigido a los tres Universos creados por Elohím: el Universo físico (el visible), el primer Cielo; el Universo fuera de nuestro planeta, poblado por galaxias, el segundo Cielo; y el Universo espiritual, el Tercer Cielo, donde vive Elohím, Su Ejército celestial demalajím/”ángeles” y las almas de los muertos salvos, que incluye el Gán Éden (Paraíso), el lugar temporal para los salvos antes del juicio final y que también incluye elSheól, para los no salvos. Existe una mención obscura de la existencia de estos cielos en 2ª Co. 12:2: “Conozco un hombre en Mashíaj que hace catorce años—si en cuerpo no lo sé, o fuera de su cuerpo no lo sé, solo Elohím sabe, fue arrebatado al tercer Cielo”.
Elohím, como todos sabemos, creó los tres Universos con Su Palabra/Davár, quien es Ieshúa. Estos tres Universos son un reflejo de Su propio Ser, hecho en Tres Dimensiones; también creó al ben Adám/hombre en tres dimensiones: espíritu, alma y cuerpo y creó a las naciones en las mismas tres dimensiones: Israel, la esposa de Elohím tiene un cuerpo, que es la tierra de Israel, un alma que es el Pueblo Judío, y un espíritu, que son los judíos mesiánicos del Siglo I y los del Siglo XX y XXI. Aun en el judaísmo rabínico se conoce la existencia de “un alma colectiva” (“neshimót”), que llaman “Knéset Israel/la Congregación de Israel”, lo cual sólo confirma esta revelación nuestra.
La pregunta que surge es: ¿Por qué hizo Moshéh esta oración a los “Shamáim”, (una palabra que ya está en plural en el origen)? Como decíamos, porque le estaba hablando a los tres Shamáim/Cielos. Esta oración fue para que los tres Shamáim sean testigos, junto con las tres “artzót/tierras” de los tres (de cinco) pactos/britque Elohím hizo con Israel: el primer pacto fue con la tierra de Israel, el pacto de Avrahám; el segundo pacto fue con el segundo componente de la mujer colectiva llamada Israel, con el alma/mente de Israel; y el tercer pacto, el “Pacto Renovado” de Irmiáhu 31:31-37 (que NO es el P.R.) fue hecho con “el linaje (“Casa”) de Israel y el linaje de Iehudáh” e incluye tanto a los judíos por sangre que conocen al Mashíaj Ieshúa como a los ex-góim/idólatras, que al conocer y recibir como Mashíaj a Ieshúa pasan a ser “judíos por fe”, como lo dicen seis versículos, entre ellos Fil. 3:3. Así, los tres Shamáim y las tres artzót se constituyen en “testigos.” de los tres Pactos, cada uno hecho con una de las tres Dimensiones de la mujer colectiva Israel.
Por Julio Dam
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Dvarím/Palabras/”Dt.” 30:1-2: “Y será que cuando todas estas cosas te sucedan, las bendiciones y las maldiciones que he puesto delante de ti, entonces las tendrás en tu corazón en todas las naciones adonde ADONÁI tu Elohím te ha dispersado, y volverás a ADONÁI tu Elohím, y escucharás Su voz, de acuerdo a todo lo que te ordeno en el día de hoy, a ti y a tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma.” (el subrayado es nuestro para énfasis)
Estamos en una época muy, muy especial que en el judaísmo se conoce como “Iamím ha Kétz” (Daniel 12), los días del fin y dentro mismo de esta época, estamos en días muy especiales, los llamados “Iamím ha Noraím/Días terribles” de estas festividades que se acercan. (Hay una muy inspirada canción interpretada por el Rabino jasídico Shlómo Carlebach (se pronuncia “Cárlibaj”) que dice: “Kí báh Moéd/ya que vienen las festividades”, del mes que viene). Elohím ha creado un Universo totalmente ordenado, con una cierta medida de caos, que se ha descubierto sólo hace un par de décadas, y es la ciencia más nueva de todas, aún más nueva que la biogenética y los fractales (1975).
Lo poco que se ha estudiado hasta este momento del caos muestra que es un “desorden ordenado”—lo cual tiene toda la lógica del mundo, porque fue creado y ordenado por Elohím mismo. Como en las películas de “Holy Wood,” al final de la película todo comienza a ordenarse: el “muchachito” y la “muchacha” se juntan, el malo y sus secuaces mueren en una explosión, y la policía y las ambulancias, que no aparecieron cuando más se la necesitaban, vienen ahora, a recoger los restos; en resumen, el caos del final se transforma en un “caos ordenado”—no por Elohím, sino por el guionista de la película, claro. Y esto nos deja contentos emocionalmente, porque tenemos una necesidad interior de que todo se reordene después de una hora y media justa de caos y acción; nos divertimos, pero algo en nuestro interior desea que todo se vuelva a poner en su lugar correspondiente, y Holy Wood nos da el gusto, porque ése es su propósito: entretenernos. Si las cosas salieran mal al final, o si el malo saliese vivo, o si la pareja principal no se uniera al final, nos sentiríamos como esas (malas) películas donde nos decepcionan con el horrible cartelito: “Continuará”. No queremos que continúe, queremos que todo se ordene, como tiene que ser.
Este es un sentimiento que evidentemente está puesto por Elohím en nuestra psiquis y en nuestra mente: el deseo de un orden final al final del caos ordenado. Pues bien, esto es lo que Elohím le está prediciendo a Moshéh: “volverás a ADONÁI, tu Elohím”. Las palabras proféticas de ADONÁI a Moshéh: “y volverás a ADONÁI, tu Elohím” se están cumpliendo delante de nuestras narices. Este “volverás” no es un simple dar vuelta de rumbo de nuestros pies. Es un cambiar de rumbo de nuestros pies mentales, espirituales y por último, los físicos.
Por Julio Dam
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Dvarím/Palabras/”Dt.” 30:9: “ADONÁI tu Elohím prosperará toda obra de tus manos, el fruto de seno, y de tu ganado y de tu tierra, para tu bien. Y volverá a gozarse en hacerte feliz, como se gozaba respecto a tus patriarcas”.
Existen dos tipos de prosperidad: la que proviene de Elohím y la que no proviene de Él. La prosperidad que no proviene de Elohím es un sueño que pronto se transforma en pesadilla, porque nos desvía de Su camino, ya que creemos que nuestra inteligencia nos dio lo que poseemos. En consecuencia lógicamente, comenzamos a confiar cada vez más en nuestra inteligencia para todo, y allí es donde, tarde o temprano, algo comienza a andar mal, y ya no podemos recuperarnos, porque el origen de nuestra prosperidad no estaba cimentada en la roca, sino en el barro de nuestro orgullo y de nuestro criterio, que, a la larga, poco o nada vale, aunque a corto plazo creemos que sabemos lo que hacemos y lo que pensamos.
Si estamos con Elohím, Él no va a permitir que recibamos prosperidad hasta que no estemos listos y preparados, mental y espiritualmente, para recibirla. La razón es que se nos suben los humos, o vamos a usar el dinero para cosas ilícitas, o nos convertiremos en un trabajólico. Para evitar todo esto, Elohím no va a permitir que recibamos lo que no nos conviene. Nos va a dar prosperidad sólo cuando estemos listos para recibirla.
Por eso dice en Dvarím 8:11-17: “Cuídate de no olvidarte de ADONÁI tu Elohím… no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen… y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de ADONÁI tu Elohím… No digas, pues, en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”.
Por Julio Dam
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Esta parasháh tiene una importante lección para nosotros, ya que trata de enseñarnos cómo recibir brajót/bendiciones perfectas/shalém de Elohím y cómo NO recibirlas, es decir, cómo recibir maldiciones de Él, o por lo menos, cómo recibir brajót imperfectas. En efecto, hay maneras de recibir bendiciones/brajót de Elohím completas, perfectas, de modo que vuelvan a nosotros, una y otra vez y sigamos recibiéndolas toda la vida casi. Y existe una manera de recibirlas mal, y por lo tanto, existe la posibilidad que dejemos de recibirlas, porque no hemos sabido completarlas, sino que las hemos arruinado en el camino; también existe la posibilidad de recibir maldiciones de Elohím.
Existe un proceso perfecto, completo, por el que una brajáh debe caminar y muchos procesos imperfectos, defectuosos, por el que no deberíamos dejar que caminen. Mas, comencemos por el principio: ¿qué es una brajáh? La palabra tiene las siguientes connotaciones, de acuerdo a su escritura en el idioma original, el hebreo: la Bét (b) significa “dualidad”, “dos”, como el Universo, hecho de bien y de mal, de obscuridad y de luz, masculino y femenino, positivo y negativo, dos lujót/tabletas de Mitzvót/Mandamientos y, obviamente, “bendición/brajáh”. La “bét” es la primera letra de la Toráh: “Be Reshít...” La palabra “brajáh” viene de “rodilla”, “bérej”, y arrodillarse (humillarse) delante de ADONÁI. Esta es la primera clave del proceso: nosotros, Sus criaturas, Su creación, debemos arrodillarnos, humillarnos delante de nuestro Creador. Esto comienza el proceso de la brajáh shlemáh/perfecta. Pero veamos los siete pasos en su totalidad.